44. Traidores.

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Observo el techo, detallo el techo

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Observo el techo, detallo el techo. Logro captar un par de manchas pequeñas en su blancura, mi pasatiempo favorito cuando me quedo acostada en la cama de un hospital es mirar hacia arriba y encontrar imperfecciones. Al ser un hospital privado de la elite, es muy difícil encontrar algo impropio o algún defecto en el lugar, todo siempre es limpio, blanco, pulcro, todo el personal está preparado para hablarte como si fueras un miembro de la realeza y limpiar el suelo por donde pisas.

Horrible.

Por eso lo mejor es mirar el techo, funciona de distracción y también para dejar en claro que no quiero que nadie me moleste, que no pretendo escuchar ni prestar atención. La doctora Kellen está de pie enfrente a la cama, siento su mirada y la paciencia que poco a poco estoy agotando, pero claro, ella jamás lo dirá, su experiencia laboral la hace experta para lidiar con ricachones mimados.

Kellen es mi doctora asignada desde que tengo uso de razón, siempre se ha encargado de mi salud y por eso mi padre le está sumamente agradecido, sabe que con ella estoy en buenas manos y que los secretos siempre se mantendrán en estas cuatro paredes blancas.

—Amanda... —su voz es dulce, más dulce de lo que debería, después de todo, ella ha tenido que curar mis heridas físicas y cuidarme por muy difícil que se lo coloque.

—Estoy bien.

Estoy bien. Estoy bien. Estoy bien.

Palabras perfectas para una persona que quiere ocultar que está de todos menos bien.

Jugueteo con el borde de la camiseta, Carol nos ha traído ropa cómoda a mí y a Damián. Laura y los Bruce nos miraron con asco, así que fue el momento perfecto para agarrar la ropa, correr al baño y hacer algo para mejorar nuestro aspecto. Y si, el baño contaba con ducha, así que me di un largo baño mientras relajaba los músculos y el olor a vómito desaparecía, debo admitir que la peor parte se la llevó Damián, pero yo también me salpiqué un poco, además de que el vestido hermoso que me había comprado estaba vuelto un fiasco. Sentí tristeza al arrojarlo al cesto de basura.

Me sentí más relajada al salir del baño, sin embargo, mi expresión se volvió frustrada cuando lo primero que vi fue a la doctora Kellen, atrás de ella iba Damián y Grace, ambos intentando desviar la mirada.

Traidores.

Dije una y otra vez que me sentía bien, pero Kellen insistió en revisarme, al final mi madre se metió en la conversación y terminé arrastrada a esta habitación. Me pincharon, me revisaron de arriba abajo y terminé más exhausta que antes de meterme a la ducha. Damián y Grace se quedaron todo el tiempo sentados en el sofá, callados, lanzándome miradas de preocupación.

Quise levantarme un par de veces, quería ir a la sala de espera para tener información actualizada, obviamente Kellen no me lo permitía, aunque me dijo varias veces que todo seguía igual con Alex, no había actualizaciones. Kellen salió unos minutos y cuando regresó llegó con un clipboard y miraba atenta los papeles.

Las reglas para amarte | 2.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora