42. ¿No le has dicho?

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Muevo las piernas ansiosamente, no puedo detenerlas, intento ser fuerte, no llorar, no derrumbarme, pero es más difícil con cada segundo que paso encerrada este espacio reducido con ellos; quiero escapar, mi sentido común me mantiene sentada y a l...

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Muevo las piernas ansiosamente, no puedo detenerlas, intento ser fuerte, no llorar, no derrumbarme, pero es más difícil con cada segundo que paso encerrada este espacio reducido con ellos; quiero escapar, mi sentido común me mantiene sentada y a la espera de llegar al hospital.

—En las noticias... —lleno el silencio, siento sus miradas, yo intento prestarle atención a los coches que nos pasan al lado mientras observo por la ventana—, en las noticias dijeron que había alguien más con Alex.

—Su novio —completa Marcos, volteo el rostro hacía él.

Odio que sepa más que yo, Alex estaba saliendo con un chico, pero no sabía que tan enserio era la cosa, nunca pregunté y me siento tan mal por eso. Me hundí en mi propia desgracia y nunca le presté la atención que necesitaba, él ha sido un excelente amigo que ha intentado mantenerme a flote y yo... solo lo olvidé.

—Llevaban saliendo más de un año en secreto —continua Marcos.

— ¿Cómo lo sabes? —pregunto, no quiero la respuesta, pero la necesito.

—Anderson siempre ha querido saber todo de todos los que están a tu alrededor, yo mismo contraté al personal que ha estado investigando, siempre supe la información de primera mano.

—Te odio tanto —murmuro entre dientes—, no puedo creer que estuve tanto tiempo contigo.

—Te protegí Amanda, siempre te protegí y siempre lo haré, y aunque lo dudes, te quiero—sus palabras me saben a acido—, de verdad te quiero, he llegado a pensar que te amo como jamás he amado a nadie en mi vida.

—Únete a la fila —y señalo a Damián con el mentón, él finge no escucharnos mientras observa por la ventana.

—Lo que haces está mal —se pasa las manos por el cabello y luego se detiene a mirarme fijamente con esos ojos verdes que varias veces me hicieron perder la razón—, no puedo contra Anderson, nadie puede contra él. Si te casas conmigo juro que te protegeré...

—Puff... —Damián voltea a mirarnos—, no puedes protegerte ni tú mismo, eres una marioneta como todos.

— ¿Entonces qué? ¿Quieres protegerla tú? —le sisea—, eres una niñata que todo te lo han hecho en la vida.

—No necesito que ninguno me proteja ¿Okey? —los interrumpo, no estoy de humor para lidiar con tonterías de machitos—, yo solita me protegeré de ahora en adelante, y Marcos, ya te dije que me casaré con Damián, si quieres corre y dile a mi padre para que intente evitarlo, pero ya toda la prensa piensa que estamos casados.

—Y me besó en televisión nacional —completa Damián.

Lo fulmino con la mirada, me parece fuera de lugar su aclaración, él vuelve a ver por la ventana y yo decido ignorarlo, necesito concentrarme en Alex y en la boda, después tendré tiempo para hacerle la vida imposible. Damián y yo tenemos muchas cosas que hablar y no estaré tranquila hasta haberle gritado todo lo que tengo en la cabeza.

Las reglas para amarte | 2.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora