Ya Tienes Al Bebe

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Sasuke estaba desesperdo por no perder la figura ni su estado atlético por tal razón se esmeraba tanto ir al gimnasio y en la dieta.

A su vez practicaba continuamente con sus armas y destrezas de asesino de las sombras en su gimnasio privado donde los niños y demás tenían prohibido entrar. Salvo a Naruto.

Esa tarde seguía entrenando en su gimnasio personal, comprobando que sus habilidades con las armas estaban intactas.

Suigetsu se ocupaba de mantener sus armas limpias e impecable y hacía un excelente trabajo. Él junto a Naruto eran los unicos que podían entrar a la habitación secreta donde Sasuke tenía todas sus armas intactas.

Sasuke se las compraba a un vendedor privado. Pero en su mayoría eran de su propia creación. Era en verdad muy completo.

Pero la amenaza de la organización estaba siempre en su mente y su alma, solo que había aprendido a ocultar sus verdadero terror tras aquella frialdad e indiferencia.

Sin embargo el hecho de saber que intentaron dejarlo estéril, y que destruyeron a un brillante abogado junto a su familia, lo ponían enfermo.

Ésto lo impulsaba a entrenar con mayor intensidad en su gimnasio privado varias horas al días, olvidándose del mundo exterior.

Cuando Naruto entró Sasuke se detuvo respirando entrecortado, sudaba por todos los poros de su piel. Miró a su dorado amor con frialdad intensa.

- ¿Qué demonios quieres Naruto?
- Decirte que debes parar, no lograrás nada si sigues así.

- ¿Acabaste? Porque yo debo seguir entrenando.
-¿Entrenando? Sasuke por dios, los niños te necesitan. Acabas de dar a luz.

- Te tienen a tí, no me necesitan a mí. Después de todo los primeros siete años de sus vidas no estuve con ellos. En cuanto al bebe, también te tiene a tí.

Naruto no daba crédito a lo que oía. Miró a Sasuke más que asombrado.
-¿Hablas en serio Sasuke?

- Totalmente, ahora vete porque debo seguir entrenando.
-¿Y qué hay de mí? Yo te necesito Sasuke.

- Tienes a Itachi, tú querías que te diera un hijo igualito a mí fisicamente ¿recuerdas? Ya lo tienes contigo.

Naruto apretó los labios con fuerza sintiendose más que frustrado al tiempo que se le acercó, y tras sujetarlo de los brazos exclamó:

-¡¿Qué demonios te pasa Sasuke?! ¡¿Acaso piensas dejarlos ganar al arruinar tu vida alejandote de nosotros, tu familia?! ¡¿Sabes qué?! ¡No pienso permitirlo Sasuke!

Diciendo aquello lo arrastró fuera del gimnasio donde Suigetsu aguardaba. Al salir Naruto le ordenó que limpira el gimnasio, luego siguió su camino sin oír las múltiples protestas de Sasuke quien forcejeaba a más no poder por soltarse.

- ¡Oye Naruto! ¡Sueltame maldita sea!
- Olvidalo Sasuke, eres mi marido. Mío solo y me aseguraré de que lo recuerdes siempre.
-¿Qué? ¿Qué piensas hacerme?

Llegaron al dormitorio y recién Naruto lo soltó arrojandolo dentro, luego cerró con llave la puerta y la guardó.

Luego se cruzò de brazos para mirar a esa belleza oscura quien debía controlarse para no arañarlo de la furia.

-Listo, de aquí no saldrás hasta que te hayas quitado esas locuras de tu cabeza. Por supuesto que nuestros hijos entrarán a verte.

-¿Hablas en serio Naruto?
- Por supuesto que sí, eres mí esposo y no quiero que sigas lejos de mí. Ni de los niños.

- Ellos son poderosos, te lo dije ¿recuerdas? ¡Las leyes no sirven para nada! ¡Solo para ellos mismos!

-Estás equivocado mi amor, muy equivocado. Las leyes sí funcionan solo que en ambas partes. Calmate y ámame. Por favor.

Sasuke solo quería gritar a los cuatro vientos. Pero intentó calmarse. Naruto tendrá un duro trabajo con Sasuke en semejante estado. Pero su amor era tan intenso que bien valía la pena el esfuerzo.

-Las leyes no ayudan a las víctimas sino a los victimarios, Naruto. Te lo dije.
-No es cierto

- Entonces ¿por qué castigaron a Shikamaru y no a esa maldita agencia?
-Sasuke....mi amor, olvida eso de momento. Por favor.

Lo abrazó y Sasuke le respondió aquel abrazo con otro más intenso.




El Doncel Perfecto ~ NaruSasu ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora