Seducción

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Nagi sabía que su gemelo se moría de amor por Shinki y que era correspondido por éste, sin embargo Shinki no sabía cómo conquistarlo ni en qué momento dar el primer paso.

Ésto se debía a la pureza de ese doncel quien desconocía todo lo relacionado al sexo y al oscuro mundo que lo rodeaba. Así era Nagi antes de ser secuestrado por Sakura. Así de puro e inocente y así le fue también.

A su mente regresaron los siniestros recuerdos de su cautiverio a manos de ese monstruoso ser, que se deleitaba atormentándolo mediante intensas torturas y violaciones.

A ella le encantaba venderlo a los peores clientes que se deleitaban torturandolo y violándolo una y otra vez.

No tenía escapatoria y de nada le servía resistirse o llorar. Así aprendió a colocarse aquella máscara de total y fría indiferencia.

Nagi llegó a creer que su familia lo hubo abandonado a su suerte, que solo su gemelo lo buscaba intentando hacer contacto con su persona.

Pero él puso una barrera entre ambos debido a la gran vergúenza que sentía hacia sí mismo. Además no soportaba sentirlo cerca cuando él ya no era libre.

Por eso cuando dieron con él y lo salvaron, al principio actuó frío e indiferente con todos ellos porque estaba dolido.

Luego fue por el terror que le tenía a Sakura. Terror que aún ahora seguía teniendole, pero se obligaba a sí mismo a sobreponerse. No quería vivir con miedo ni mucho menos seguir siendo manipulado por el miedo.

Por supuesto que su familia y el amor de Kawaki lo ayudaban en todo momento. Volvió al presente tomando una decisión. Iría a ver a Shinki, pero solo. Le daría una mano a su hermano.

Sin decir nada a nadie salió de casa rumbo a la mansión de los Sabakus. Shinki lo aguardaba espectante debido a que no le dijo el motivo de su visita.

Una vez solos en el living, Nagi empezó.
- Shinki se perfectamente que tú y mi hermano se aman, no es necesario que lo ocultes.

Ante semejantes palabras, Shinki enrojeció hasta la raíz de sus cabellos mirando para otro lado. Esto despertó alegres carcajadas en Nagi, debido a que su amigo doncel no sabía mentir.

-¿Q-Q-Qué c-cosas d-dices N-Nagi?
- Digo la verdad Shinki, pero tu no sabes cómo seducirlo. Eso también puedo notarlo.

- Y-Ya b-basta por favor.
- Pero puedo ayudarte a lograrlo si así lo deseas

-¿Qué dices?
-¿Quieres hacer que Boruto enloquezca de deseo por tí y no pueda quitarte las manos de encima?

Shinki no podía creer lo que estaba escuchando de su amigo, su corazón latía como si hubiese hecho una maratón.

- Puedo enseñarte a cautivar a Boruto ¿quieres aprender?
- ¿Podré hacer que haga algo más que fijarse en mí?

- Si, lo tendrás encima tuyo todo el tiempo.
- ¿Como tú lo tienes a Kawaki?
- Exactamente ¿qué dices amigo?
- Enseñame, por favor Nagi. Enseñame.

Ambos sonrieron felices y a partir de ese momento las clases dieron inicio. Todos los días Nagi iba a verlo a la misma hora y pasaban juntos tres horas.

El rubio le enseñaba a vestirse, a caminar, a hablar, a arreglarse. En definitiva le estaba enseñando a ser el doncel perfecto, solo que Shinki era el único que aprendía a serlo siendo feliz, sin recibir torturas fisicas ni violaciones.

Por supuesto que nadie de sus entornos sabía nada debido a la discreción de ambos. Y cada vez que Kawaki le preguntaba a Nagi qué hacía con Shinki, el rubio le respondía con evasivas.

Era una sorpresa para su hermano y no quería que nadie la arruine. Kawaki confiaba plenamente en su amado dorado por lo tanto no sentía molestia ni nada por el estilo.

Así, luego de dos meses intensivos el gran día llegó. Shinki citó a Boruto a un fino restaurante para cenar juntos. Tenía algo que decirle.

Boruto estaba espectante. Pero nada lo preparó para lo que vio cuando, estando en el restaurante llegó Shinki. El doncel vestía un fino traje negro con camisa blanca.

Su negra y sedora cabellera llegaba a sus hombros y contrastaba con su blanca piel. Su verde mirada resplandecía de deseo.

Su caminar era sensual como todo en él que atrajo las miradas de los allí presente despertando en los hombres de todas las edades el intenso deseo de poseerlo. Boruto mismo sintió cómo su miembro empezaba a endurecerse.

- Hola Boruto, siento llegar tarde - su voz era una invitación al deseo sexual.

-¿S-Shinki? - preguntó el rubio con voz ronca. Esto hizo sonreír al aludido quien asintió con la cabeza - Dios...estás hermoso....dios...
- Gracias Boruto.

El Doncel Perfecto ~ NaruSasu ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora