Adhara
Comenzaba un nuevo día laborable, y yo me quería morir ya que me había quedado hasta tarde investigando sobre la mafia con la que se estaba viendo mi amiga. Creía que estaba loca, pero como alguien dijo una vez "no se juzga a un libro por la portada". Igualmente me parecía una puta locura, después de toda la gente a la que han matado y torturado ellos, yo no podía creerme que ella fuera tan tranquila. Además la veía muy pegada con el chico de pelo rojo y eso no me gustaba nada, siempre había sido un poco paranoica, correcta y pesimista, me llamaban amargada pero después de todo es lo que toca. La vi llegar y fui directa con ella.
–No me jodas que estás saliendo con ese hombre de pelo rojo.
–¿Qué? No.
–Pues muy pegados os vi. Es un asesino, un loco demente, un... criminal. No entiendo cómo puedes estar tan tranquila –susurré.
–Adhara, no es momento ahora, luego hablamos.–Joder…
Fuimos atendiendo mesas hasta que me llegó ese olor a perfume caro e impoluto, eran ellos, y un escalofrío recorrió mi espalda para encontrarme cara a cara con uno de ellos.
–Hablando del Rey de roma… –sonrió ella al ver al de pelo rojo ahí.
–Por la puerta asoma... –finalice. Noté la mirada del de los tatuajes en la cara en mi, joder, era intimidante. Mi amiga fue tan tranquila a atenderlos, y vi como se daba un beso con el de rojo, dios, estaba loca.
–Ronda de Whisky.
–En seguida.
–Esta vez voy yo, tendré que acostumbrarme.
–Muy bien, venga.
Agarré la bandeja y fui directa para su mesa, poniéndoles los vasos en la mesa sin poder mantener contacto visual con ninguno de ellos, y al último al que le serví, el de tatuajes en la cara me dio tiempo de mirarlo a los ojos, me intimidaba, imponía respeto pero no lo veía con esa intención...
–Deja de tenernos miedo, nos vas a tener que ver la cara a menudo, yo estoy viéndome mucho con tu amiga –dijo el de rojo mirándome.
–Disculpa, son paranoias mías –suspiré para luego volver con ella. Me había sorprendido lo tranquilo y suave que me habló–. Oye, pues es majo y todo tu novio.
–Son un amor.
–Ya. ¿Y cómo te tratan?
–Super bien, el único con el que no me acabo de llevar bien es con Momo, pero bueno, con el qué más bien estoy de amistad es con el de tatuajes, Duko.
–Joder, el más chungo. Di que sí.
–Pues es genial, es majisimo la verdad. Y madre mía cómo es Mauro follando.
–Vengaaaa...
Vaya burradas me estaba soltando.
–Me ató las manos al cabecero de la
cama.–Jo-der. ¿Te gusta eso? –dije como si fuera una tortura china.
–Ya ves.
–Ah, que bonito.
–No lo has probado, así que te callas. –dijo tan tranquila.
Notaba la mirada de uno de ellos sobre mí, y no se iba, no me dejaba de mirar. Joder, me estaba poniendo nerviosa.
–¿Estás bien?
–Uno me está mirando.
–Normal, saben que les tienes miedo, y no lo entienden.
–Si, pero se mira un momento y ya está, no te quedas ahí mirando. Ni siquiera sé molesta en disimular...
–Es así, no le des importancia.
–¿Cuál de ellos es?
–Duko.
–¿El de los tatuajes? Su puta madre... –Susurré.
ESTÁS LEYENDO
Camisa de once balas I
Fanfiction"La mafia tiene peligros, armas y gente despiadada, pero en todos los sitios se puede encontrar un buen corazón..." ¿Quieres averiguarlo? (Mucho contenido y lenguaje explícito, no vamos con intención de sexualizar a nadie) 2 libro ya publicado