Daniela
Pasaban los días y yo solo estaba en el hospital con Ryan y esperando noticias de mamá. Estaba en coma, y seguía sin dar esperanzas de vida. Estaba destrozada. Papá estaba igual o peor que yo, al igual que Abril. Estábamos llorando, endurecidos, tristes, con miedo. Adha, Duki, Tiago y Momo no se quedaban atrás, en verdad, todos los que estaban en esa casa la amábamos. Y ahora se estaba yendo.
-¿Cómo estás? -Miro a Ryan. Va con una mascarilla de oxígeno.
-Mejor, cada vez me duele menos...
-Menos mal.
-A ti no te hicieron daño, ¿verdad?
-No, solo los golpes que tenia anteriores.
-Menos mal... -con las pocas fuerzas que tiene, levanta la mano para acariciar mi mejilla. Yo se la cojo y la acaricié-. Ya podemos estar juntos sin escondernos, ¿verdad?
-Claro que sí.
-Te amo, Dani.
-Yo también, Ryan.
Adha entró en la habitación junto con mi padre, quien me abrazó. Él temblaba. Yo no sabía por qué.
-¿Qué pasa?
-No va a despertar.
-¿Qué?
No es verdad, ¿no?
-He pedido que no la desconecten aún, su corazón está latiendo, pero no tienen esperanzas de que despierte.
Me quedé sin habla. No podía decir nada. Me acababa de decir que mi madre era posible que muera. No puede perderla aún. Mi cuerpo empieza a temblar, y mis ojos vuelven a mojarse de lágrimas. Él me abrazó aún más fuerte y empezó a llorar conmigo. Lo abracé con fuerza y agarré su camiseta entre mis manos mientras se me caía la vida. Si ella se iba, yo me iba con ella.
Al volver a casa todo estaba en silencio, algunos tenían miembros rotos, o heridas feas, yo tenía también un miembro roto y una herida fea, pero por dentro. En el corazón. Quería ir con Ryan y estar con él, pero ahora mismo no podía entrar en una relación así en mi estado.
Mauro
No tenía fuerzas para nada, estaba perdiendo al amor de mi vida. Y como dije en su día, si la perdía a ella, me perdería a mi mismo. No quería acabar con mi vida, pero si ella se iba, lo haría sin importar que. Le prometí que estaría con ella fuese donde fuese, si tenía que morir para hacerlo, moriría. Todo esto me recuerda cuando el Duko le disparó, solo que esta vez es más grave, porque la quieren desenchufar, pero yo no quería. Ella no podía irse. No. No ahora.
Me pasaba el día en el hospital, había días que ni comía. La enfermera ya sabía mi nombre y todo. También estaba con mis hijas, sobre todo con Dani, ella era la nena de mamá, mientras que Abril era la mía. Por lo cual la que peor estaba era Dani y necesitaba mi apoyo. No podía dejarlas solas. Volvía a casa solo para estar con ellas.
Pasó un día. Una semana. Un mes... Y hoy. Querían desenchufar a mi mujer. Me negué, no quería. Rogué por un día más. Pero ellos estaban decididos. No tenían escrúpulos. Ni corazón. La mirada del médico de cabecera estaba en mí, frío, distante, sombrío, mientras que yo me aferraba a la mujer que amaba.
-Por favor...
-No podemos, necesitamos la cama -pelotudo.
-Dos días, solo dos.
-Le he dicho que necesitamos la cama, no insista, señor Monzón.
-Vale...
Se me fue. Ya está. Por favor, Thalía, te lo ruego. La mire, esperanzado, una última señal. Le rogaba a Dios, a la vida, al diablo, porque me devolvieran a mi chiquita. Justo cuando iban a desenchufarla, ella movió un dedo.
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Camisa de once balas I
Fanfiction"La mafia tiene peligros, armas y gente despiadada, pero en todos los sitios se puede encontrar un buen corazón..." ¿Quieres averiguarlo? (Mucho contenido y lenguaje explícito, no vamos con intención de sexualizar a nadie) 2 libro ya publicado