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Thalía

~Unos años más tarde~

Las cosas ya estaban en calma, por fin. Acabé perdonando a Duki, a pesar de que aún me costaba estar como si nada, pero estaba todo más tranquilo. Adhara ya había tenido a su hijo. Sí, era un nene. Y yo, volvía a estar embarazada, casi a nada de parir a otra nena. 

El hijo de Adhara tenía dos años. Así que esperábamos que nuestros hijos se llevarán bien al tener edades tan cercanas. Abril tenía diez años, estaba enorme. Y sí, su obsesión con Tiago seguía ahí. 

Mauro y yo nos casamos a los pocos meses de Adhara tener a su hijo. Y nos iba muy bien juntos. Creo que cada día me enamoraba más de ese hombre. Tenía muchas ganas de parir a mi hija, ya que Mauro tenía muchas ganas de estar en el crecimiento de Daniela. Con Abril no pudo, o bueno, no quiso. Pero no vamos a recordar el pasado. 

Era un diciembre muy frío, estábamos en la mansión todos juntos. Abril jugaba con el nene de Adhara, lo quería como a un hermano. Y conmigo estaba como loca con el embarazo, estaba todo el día pegada a mí. Y se nota que Ryan, el bebé de Adha, quería mucho a Abril, lo hacían todo juntos. Él andaba, a cuestas, pero lo hacía, iba persiguiendo a Abril por todos lados. Era monísimo. Abril lo protegía de todo, de golpes, incluso de caídas, lo agarraba de la mano y ahí iban. 

–Ven aquí, bicho.

Lo subí a mis piernas y le besé la mejilla. Él se rió y me miro con una sonrisa, hablaba poco, pero cuando hablaba no había quien lo parase. Tenía los ojos de su padre. 

–Tita, ¿y mamá? –dijo en un balbuceo, aún no pronunciaba bien las palabras.

–Se ha ido a comprar, ahora viene.

–¿Y Tiago? –me miro Abril.

–Con su novia.

–... ¿Tiene novia? 

–Sí, claro.

–No. No puede tener novia. 

–Claro que puede –la mira Mauro.

–No. Porque luego me dejara de prestar atención porque estará besándose con ella. 

–Pues es lo que hay.

–Nooo… –sus ojos empiezan a llenarse de lágrimas. Mauro la arrastró entre sus piernas y la abrazó.

–No va a pasar de ti, Abril.

–Si va a pasar de mí, todos los chicos lo hacen cuando tienen novia. 

–Él no.

–Sí, él sí… –solloza. 

–Mira, hablando del rey de Roma.

Aparece Tiago con su novia por la puerta. Cristina, metro sesenta y cinco, pelo oscuro y ojos color miel. Era guapísima y súper maja.  

–Holaaa –sonríe ella yendo a abrazarme. 

–¿Cómo estás?

–Muy bien –mira a Abril–. Hola, chiquitina.

Abril miró mal a Cris y se fue.

–Nah, tranquila. Está celosa.

–Entiendo… ¿Cómo llevas el embarazo?

–Deseando expulsar a la nena.

–Si que son ganas –se ríe–. Yo también quiero uno… –mira a Tiago, él mira a Mauro en plan: ayuda. 

–Ya llegará.

–Ojala. 

Tiago se acercó a su novia y se la comió a besos para que se olvidará de lo que decía, seguro que eso.

Camisa de once balas IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora