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Tiago

Me sentía tonto, por haberla hecho sufrir de esa manera. A esa mujer que me ha amado más que a todo mi ser. Ahora por tonto la había dejado, y ya no la tenia, y no sé si la volveré a tener algún fía. Decidí empezar a quedar con chicas "parche" por así decirlo. Sé que está mal pero, me la cojo, me desahogo, y me voy. Hice exactamente lo mismo cuando Cristina me dejó, pero ella no me había marcado tanto, ni de lejos, como me había marcado ella. La veía por la casa feliz, sonriendo. No sabía si era una sonrisa verdadera, pero quería hacerla feliz como había hecho siempre. Y ojalá pudiera hablar con ella, pero me evitaba, y me dolía. Pero me lo merecía, y tenía que aceptarlo. Había sido un cabrón con ella.

Estaba solo en la cocina de la casa, y apareció ella. La vi intentando coger algo, y no llegaba. Se dio la vuelta y me miró.

-Eh... ¿Me ayudas? -asentí, me puse detrás de ella y agarre lo que quería, para luego separarme y pasárselo.

-Toma.

-Ay, gracias.

Agarró la taza y se preparó un café. Lo que me sorprendió fue que se quedó conmigo en vez de irse.

-Emmm... ¿Podemos hablar?

-¿Ahora?

-Sí ...

-Bueno, dime.

-Lo siento, no debí comportarme de esa manera.

-No pasa nada.

-¿Podemos volver? -y yo soy tan boludo que voy y me lo creo.

-Mira, Tiago. Te quiero muchísimo, pero tienes que sanar y cambiar, yo también tengo que sanar todo el daño que me hiciste. Si de verdad quieres volver, pues curratelo.

-Vale...

Y se fue, dejándonos solos a mí y a mi corazón. Suspiré y dejé las cosas a lavar y volví al salón. Ella estaba todo el día fuera, iba con Alejo, estaba claro, y yo, había vuelto a fumar como un carretero. Me pasaba los días fumando, follando, y durmiendo.

Abril

Tiago me había dicho de volver, obviamente denegué la proposición porque no quería volver con él ahora. ¿Lo quería? Claro que lo hacía, pero ahora estoy muy bien sola, con mi libertad y disfrutando con mi cuerpo. Ahora solo pensaba en que tenía que contarle a mis padres lo sucedido con Duki, y tenía miedo. Fui con ellos, obviamente me abrazaron y me besaron, y al verme la cara sabían que me quería decirles algo.

-¿Que tenés atorado en la garganta, mi vida? -pregunta mi padre estrujando una de mis mejillas entre dos de sus dedos.

-LehecomidolapollaalDukoynoshemosbesadoyhedormidoconél -mi padre puso una cara...

-¿Qué ha dicho?

-QUE SE COGIÓ A DUKI DICE.

-NOO.

-LE COMISTE LA VERGA.

-Sí...

-¡¿Qué has hecho qué?! Lo voy a matar.

-¡NO! Lo hice porque YO se lo dije.

-... Pero... Dios -mi padre se pasa la mano por la cara.

-No hay nada de malo.

-Ese hombre intentó matar a tu madre.

-Mauro...

-LO SIENTO, LE SIGO GUARDANDO RENCOR.

-Mamá ya está bien con él, ¿no? Pues ya está. No intentes alejarme de él contando mierdas del pasado.

-Hacé lo que quieras, pero puede llegar a ser muy cabrón, yo te aviso.

Camisa de once balas IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora