Ryan
Me llevé a Dani a la habitación de mi padre, empecé a besarla con ganas, no quería llegar a más, pero llevo mucho tiempo queriendo de ella. Dani sonreía entre besos y caricias. No dejaba de abrazarme. No éramos nada. Pero para mí lo era todo. Quería preguntarle desde hace tiempo que fuera mi novia, y estaba definitivamente enamorado de ella. La miré a los ojos, estaba convencido de que me brillaban siempre que la miraba.
-Eres guapísimo.
-Tú sí que eres guapísima -sonrío.
-Te quiero.
-Y yo a ti -y la amo. La amo, por dios.
-¿Me sigues besando o qué?
Y obviamente, sus deseos son órdenes para mí, la subí a mi agarrando sus muslos. Mis besos siguieron en sus labios, y mis manos trataban de no ir más abajo. No quería incomodarla.
-Ryan.
-¿Si? -la miro a los ojos.
-No tengas miedo de tocarme.
-No quiero incomodarte...
-Tú no podrías hacerlo nunca. Eres la persona en la que más confío.
Empecé a tocar su cuerpo, era de un tacto perfecto, me sentía en el cielo. Seguí besándola gustosamente. Mi lengua entró en juego, empezando a batallar con la suya. La práctica de sus besos ya habían mejorado. Y la deseaba. Mucho.
-Tienes un cuerpo de diosa griega...
-Tú también.
-Te amo -y la amaba, mi corazón daba saltos cada vez que la veía. La sonrisa que se había formado en sus labios era preciosa-. Me encanta esa sonrisa, solecito.
-A mi me encantas tú.
-Eres adorable -sonrío embobado.
Es la niña más guapa y más mona que he visto en mi puta vida. Es perfecta. Es definitivamente perfecta, por dios.
Sus manos se mueven por mi espalda bajo mi camiseta para tocarme la piel. Me está volviendo loco. Yo empiezo a besar su cuello, mientras mis manos siguen gozando de su cuerpo. Sus manos cogen las mías y las pone sobre sus pechos. Joder, me caben enteros en la mano. Yo los toco y los estrujo ligeramente en mis manos, acabé metiendo mis manos bajo su camiseta, tocando directamente esos pechos. Se la quité, contemplándola. Es hermosa.
-Me siento observada.
-Acostúmbrate, ahora eres un monumento privado. Solo para mí.
Vuelvo a besarla, y mis manos siguen tocando ese suave y bonito cuerpo. Ella se mueve levemente sobre mí, y yo, que estoy sentado a su merced, me dejó hacer lo que ella desee.
-Solo tuya.
-Eres mía, solecito.
-Desde hace mucho que solo tengo ojos para ti.
Beso su cuello, sigo tocándola, hasta que una de mis manos baja de más, llegando mi pulgar a ese pequeño botón que la hace gemir. Mis manos vuelven a tocar su culo, y la noto moverse contra mi, entonces yo también empiezo a desconocer. Siento que mi cuerpo ya no es mío, que es suyo, que cada vez que me toca, me vuelvo loco. Ella coge y se levanta de mi regazo y lentamente como si quisiera torturarme se quita el pantalón quedando en ropa interior. Me va a matar, esta chica no sabe lo que me está haciendo. Quito su sujetador, tengo muchas ganas de que me haga lo que quiera... Pero me di cuenta de algo.
-Yo sigo vestido.
-Pues fuera -me quito la camiseta de un tirón. Yo sonrío, y me quito el pantalón como puedo. Estoy prácticamente desnudo ante ella.
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Camisa de once balas I
Fanfic"La mafia tiene peligros, armas y gente despiadada, pero en todos los sitios se puede encontrar un buen corazón..." ¿Quieres averiguarlo? (Mucho contenido y lenguaje explícito, no vamos con intención de sexualizar a nadie) 2 libro ya publicado