Thalia
Mi vida con Mauro iba mejorando por momentos. Aún me dolía haberle hecho tanto daño a él, y también a Tiago. Pero mi destino era Mauro. Igualmente, Tiago era mi amigo aún, no habíamos dejado de hablar, obviamente. Y Abril lo amaba. Igual que a los demás.
–TIAGOOOO –dice ella con alegría, corriendo a por él. Él se arrodilla para poder abrazarla como dios manda. Yo flipando, tenía un amor por ese hombre inexplicable.
–Mi niña lindaaa.
–¿Me has echado de menos?
–Sí, mucho, mi amor –sonríe.
–Helloooo, yo también existo.
–Hola –me sonríe Tiago, me va a abrazar, pero Abril lo acapara.
–Jolines.
–Bueno, déjame abrazar a tu madre.
–No, eres mío.
–Bueno, pues nada, soy suyo –se ríe.
Me encojo de hombros y me dirijo con los demás, al primero al que abrazo es a Momo. Él desde que empezamos a llevarnos, me había pillado un cariño impresionante. Lo veía como un hermano para mí. No me había soltado la mano nunca, a pesar de que ha habido discusiones, siempre estuvo ahí, menos cuando me fui a Australia. Saludé a Martín después, quien con una sonrisa, me dijo lo guapa que iba, siempre lo hacía, sin importar mi apariencia.
–Jo, siempre me haces sentir bien.
–Si sos linda ya de por si yo no puedo hacer nada.
–Tan mono como siempre –sonríe de nuevo y me voy hacia Biza y Adha. Por suerte estaban bien después de todo. Y yo después de saludar a todos, me fijé en que Abril estaba analizando la cara de Tiago. Esta niña estaba muy rara.
–¿Qué? ¿Soy feo? –se ríe él.
–No, eres guapísimo –ah… ya entiendo.
Seguimos todos el día tranquilos, hablando, riendo, jugando a juegos de mesa con Abril. Como una familia. La puerta de la casa se abrió, y tras ella apareció Duki, de repente una tensión se palpó en el ambiente. Joder, echaba mucho de menos estar bien con él. Sí, había intentado matarme, pero joder…
–¡LARGO! –Martín saca la pipa, igual que Adha.
–Quietos.
Era tan tonta que lo seguía defendiendo. Siempre lo haría. En fin.
–¿Quietos? ¡INTENTÓ MATARTE! –gritó Momo.
–Lo sé, pero recuerden que la casa es mía… –sonaba tranquilo, como si ya nada le importara, ni siquiera había vida en sus ojos. Como lo extrañaba…
–Un poco de paz, por favor.
Duki pasó como pedro por su casa y desapareció por el pasillo.
–No os pongáis así, no pasa nada.
–No pasa nada… ES EL ÚNICO DE TODOS NOSOTROS QUE SIGUE SIENDO UN ENFERMO MENTAL.
–No me grites…
–Haz lo que quieras, pero si te pega otro tiro no quiero saber nada –Momo me recuerda al padre que nunca tuve.
–Ah, vale. Genial entonces.
–Es ironía, por dios… Andá a hablar con él, a ver si ha cambiado.
–Okey.
Me levanto y me dirijo a esa habitación que tanto conocía, no lo iba a negar, me daba algo de miedo, pero quería arreglar las cosas con él, solo si estaba arrepentido y se esforzaba en recuperarme (como amiga). Al entrar olía a María, pero esta vez muy fuerte. Ya estaba acostumbrada, así que no me ahogué ni nada.
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Camisa de once balas I
Fanfiction"La mafia tiene peligros, armas y gente despiadada, pero en todos los sitios se puede encontrar un buen corazón..." ¿Quieres averiguarlo? (Mucho contenido y lenguaje explícito, no vamos con intención de sexualizar a nadie) 2 libro ya publicado