45 parte 2

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Ysy

Esto no era bueno. No quería enamorarme. No de ella. No podía. Pero la forma en la que me hacía sentir bien, como me sentía en sus abrazos y lo mucho que me reía con ella NO era nada bueno. ¿Yo enamorado? Por el amor de dios. No, ni en mis sueños. Ysy A no se enamora. La vez que lo hice salió mal. Muy mal. Demasiado.

Iba caminando directo a mi habitación y escuché gritos de la habitación de Tiago. Estaba discutiendo con Abril, y muy fuerte. No quería meterme, pero mi nombre estaba involucrado, igualmente tampoco era nadie para entrar en sus mierdas.

–¡PASAS MÁS TIEMPO CON ÉL QUE CONMIGO!

–¡PORQUE LO QUIERO CONOCER MÁS!

–¡¿Y NO LO CONOCES LO SUFICIENTE?! –la reconcha de mi madre. Escucho un "vete a la mierda" y sale de la habitación. Me encuentra en el pasillo con cara de haber visto un muerto. Mierda.

–¿Qué haces?

–Nada, salir de mi habitación.

–Claro. ¿Lo has oído todo?

–¿Estás bien? Oí gritos.

–Sí, supongo.

–¿Qué pasó?

–Una pelea.

–Claro, ¿sobre? –sé perfectamente sobre qué.

–Nosotros, tú y yo.

–Ah. Lo siento –No. No lo siento. Si lo dejan podré tener una oportunidad con ella.

–Si es un inseguro no es mi culpa.

–Bueno, por lo que sé muchas de sus relaciones salieron mal y por eso ahora está como está.

–Yo no soy como las demás.

–Lo supe desde que te hablé.

–Ay…–su sonrisa. Dios, su sonrisa. Esa sonrisa levanta pasiones y mundos enteros–. Te has quedado mirándome los labios.

–... ¿Hm? –estaba absorto.

–Ay, Alejo…

–¿Qué?

–La mirada de labios solo significa una cosa.

–Ewgh, no.

–Cuando aprendas a mentir, me llamas –y se fue del pasillo, la seguí hasta la cocina.

–No estoy mintiendo –si lo estaba, y normalmente, se me daba muy bien mentir. Suelo ser un mentiroso compulsivo.

–Sí, vale.

–Y va y vacila.

–Mmmm. Sí.

–Bah.

–Soy muy buena pillando mentiras.

–Y dale. Qué no te mentí…

–No me caen bien la gente mentirosa.

–Entonces normal que me odiases al principio, soy un mentiroso compulsivo –pero por alguna razón, con ella era muy difícil mentir.

–¿Ves? Acabas de admitir que me has mentido.

–Le miento a literalmente todo el mundo.

–A saber en que más me has metido.

–En nada –mierda.

–Me siento especial.

–Tampoco te creas. Te mentí diciéndote que no volvería a tocar un cigarro. También te mentí diciendo que no hice un asesinato masivo y el atentado de Io lo hice yo –ella pone los ojos de plato.

Camisa de once balas IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora