Una vez que el elevador se detuvo en el primer piso, donde se encontraba la recepción, Harry Potter salió elegantemente de él, aunque a Ginevra le costó un poco. Era un ambiente desconocido para ella, y no podía desenvolverse con naturalidad. Sumarle a eso, Romilda Vane, la recepcionista que había conocido en su almuerzo, la observaba detenidamente.
- Señorita McKinnon – la llamó Harry. La rubia platinada se dio media vuelta y sonrió, con naturalidad. Se notaba que no lo hacía por lo que Potter generaba, si no que por amabilidad.
- Señor Potter, ¿en qué lo puedo ayudar? – cuestionó ella.
- Con la señorita Weasley terminamos el trabajo por hoy. Iremos por un café, así que si mi padre pregunta, dile que me contacte por el celular ¿de acuerdo?
- Perfectamente, señor Potter – ella le sonrió a la pelirroja, que aún se encontraba algo perdida – Disfruten su café. Nos vemos mañana, Ginny.
- Hasta mañana, Marlene – le dedicó una sonrisa, y ambos se fueron por la puerta grande de la empresa.
Harry y Ginny caminaron alrededor de dos cuadras, y encontraron un precioso café en el que entraron, y se sentaron en una mesa cercana a la ventana. La camarera se acercó a ellos, pero si mirada quedó clavada en el azabache, quien sonreía seductor. ¡Claro! ¡Si era un Adonis griego! ¿Cómo no iban a quedársele viendo? Ginny sonrió, incómoda.
- Buenos días, mi nombre es Harper y seré su camarera esta tarde. ¿Qué desean tomar? – dijo percatándose de la presencia de Ginevra. Ella sonrió, nuevamente, pero esta vez irónica.
- ¿Qué quieres tomar, Ginny? – preguntó él.
- Para mí, un cappuccino. Con canela, por favor.
- Y para mí, un cortado por favor – concretó Potter, y la muchacha se fue en busca del pedido. A los cinco minutos llegó con ambos cafés y un vasito de agua natural para cada uno – Gracias – sentenció Harry, y la camarera, conforme por la sonrisa que él irradiaba, se retiró – Cuéntame ¿cómo fue tu primer día?
- ¿Mi primer día? – la pelirroja suspiró – Se podría decir que bien. Cuando te fuiste con Hermione y mi hermano, bajé al comedor a almorzar, y conocí a algunos compañeros.
- ¿A quiénes conociste? – preguntó, intrigado.
- Bueno, estaba Emmeline. Conocí a Marlene, también. La jefa de Recepción – él asintió, dando a entender que tenía razón – Después al esposo de Hannah, Neville Longbottom. Em... - la pelirroja intentaba recordarlos – Un tal Dean Thomas...
- Sí, también fue compañero mío en la preparatoria, y de tu hermano.
- Y dos muchachas... Lavender Brown, y Romilda Vane – concretó al final.
- A Lavender la conozco – recordó – Estudiaba con nosotros también. Pero, ¿Romilda Vane? No recuerdo haberla contratado...
- Teniendo en cuenta que es una simple recepcionista, y las contrataciones las realiza Emmeline, no veo porque debas conocerla. Aunque ella te conoce a ti – bromeó.
- ¿Por qué lo dices?
- Cuando entré y Emmeline me presentó como tu nueva secretaria, no estaba muy contenta. Visto y considerando la situación, creo que ella esperaba que Emmeline le cediera el puesto si no encontrabas una reemplazante.
- En eso tienes razón... Emmeline me había dicho que se encargaría de encontrar una reemplazante si esta semana yo no conseguía alguna que me complaciera.
- ¿Y la encontraste? – preguntó, coqueta.
- Claro que sí – le sonrió él – Entonces... Conociste más empleados de los que yo mismo conozco – ella arqueó la ceja sin entender –Yo solamente conozco a los encargados y a mi secretaria, Ginny. La encargada de Recepción, es Marlene McKinnon. La conociste, y ambos lo hacemos. El encargado de Administración es Neville, y el de Contaduría es mi padre. En Recursos Humanos, la encargada es Emmeline y en el Departamento Creativo y Marketing están las gemelas Parvati y Padma Patil. Tú no las conoces. Y el director del Departamento Legal es tu hermano. Ellos deciden cuanta gente trabajando para ellos quieren, lo hablan con la gente de Recursos Humanos, quienes lo negocian con Contaduría, y yo solo firmo los papeles y los cheques a fin de mes. Mi vida es relacionarme con la gente correcta, Ginny. Y que los encargados sean personas en las que confío plenamente. Como en mi secretaria...
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Para vestir santos (Harry Potter)
RomanceUn joven multimillonario y mujeriego decide hacerle un favor a su mejor amigo: contratar en su empresa a su hermanita pequeña, rebelde y rebuscada por naturaleza, para encarrilarla hasta que rinda sus últimos exámenes en la facultad de Londres. D...