El tiempo sin incidentes solía pasar más rápido de lo que se podía contarlo. Abril estaba comenzando, y con él, el casamiento de los gemelos con sus propias mujeres. El cumpleaños de ambos ya había pasado y estaban con los últimos preparativos de lo que sería la boda del siglo, gracias a la colaboración de todas las mujeres del clan Weasley.
Audrey, la mujer de Percy, estaba enfrentando las últimas semanas de su embarazo, y lo vivía a pleno. Ya se había tomado licencia en el Ministerio, y disfrutaba de su panza lo más que podía, aunque siendo una de las damas de honor de la fiesta, tenía que ir de un lado para otro con las demás, ajustando su vestido a más no poder, siendo que la panza crecía hasta último minuto.
Angelina y Katie estaban hechas un manojo de nervios, y Fred y George debían aceptar sus gritos y reproches las veinticuatro horas del día. Lo bueno de aquella situación era que, al ser que las dos futuras novias, podían entenderse y no asesinar a todos alrededor.
En cuanto a Hermione y Ron, una semana después de ver la casa, comenzaron la mudanza que había sido bastante voluptuosa, llevando los muebles de un lugar a otro, y acondicionando todo para finalmente, vivir en la casa de sus sueños. Para estrenarla, hicieron una pequeña barbacoa en el patio trasero a la que todos los invitados asistieron con gusto y no dejaron de decirles lo hermosa que era su nueva casa. Esperaban con impaciencia que alguna casa de la cuadra se liberara para Harry y Ginny, quienes parecían realmente asombrados con el vecindario que, cada día adquiría más cabezas pelirrojas.
En cuanto a Potter y la chica Weasley, luego de anunciar su compromiso, empezaron a organizar la boda que sería a mediados de Junio. Molly y Lily se habían entusiasmado por demás y se juntaban todos los fines de semana a debatir, y planear, para al fin de semana siguiente, tirar todo a la basura y comenzar de nuevo. Para Molly, iba a ser el casamiento de su única hija mujer, mientras que para Lily, de su único hijo en general.
La pequeña Giennah ya tenía dos semanas y, tras llegar a los tres kilos, fue dada de alta y enviada a su casa donde, claramente las cosas habían cambiado. Sirius y Emmeline ahora, dormían juntos por las noches, mientras que la pequeña niña dormía en el cuarto contiguo. Así y todo tenían un baby call por las dudas de que la niña llorara por las noches.
En el cuarto que solía ser de Emmeline, se encontraba Kate. Y Charlie y Claire seguían viviendo allí, con un Aaron de un año y medio.
La relación entre Sirius y Emmeline seguía creciendo cada día un poco más, y aunque todavía seguían en la abstinencia del puerperio, a él no le importaba: todo lo compensaba Emmeline cada mañana, despertándolo con un beso en los labios, y su pequeña hija observándolo con ternura, y haciendo pucheros cuando se le negaba su conejo de felpa, cortesía de su madrina Ginny.
El pelilargo se sentía en una posición irreal en cuanto a la felicidad que vivía día a día al lado de su familia, la misma que nunca pensó que llegaría a formar, aunque se alegraba de haberla formado.
Molly Weasley había averiguado después de algunas semanas que su hijo, Charlie, quien solía salir con muchas muchachas durante sus estadías en Londres, salía solamente con una: Marlene McKinnon, empleada de su yerno Harry en su empresa. Y había intentado bajo todos los medios, invitarla a almorzar, a cenar, a pasar la tarde, pero su hijo siempre se las arreglaba para sacarla de escena y evitarlo. Claro, sabía las intenciones de su madre con tanta claridad, como sabía que a pesar de agradarle el tiempo con Marlene, ella nunca dejaría Inglaterra. El hecho que haya aceptado irse dos semanas a Rumania con él, hablaba de un sacrificio importante.
Siendo que Marlene estaría ausente dos semanas luego del casamiento de Fred y George, Harry había optado por un reemplazo: la madre de su hijo, Cho Chang, estaba desempleada y había aceptado de buen grado ayudarlo de reemplazo esas dos semanas. Aunque Ginny se había puesto algo reacia en un principio, aceptó siendo que era un ambiente de conciliación que limaría asperezas ocasionadas anteriormente por el simple hecho de que la asiática detestaba a Ginny.
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Para vestir santos (Harry Potter)
RomanceUn joven multimillonario y mujeriego decide hacerle un favor a su mejor amigo: contratar en su empresa a su hermanita pequeña, rebelde y rebuscada por naturaleza, para encarrilarla hasta que rinda sus últimos exámenes en la facultad de Londres. D...