Para vestir santos (Harry Potter)

Capítulo 39: Mi chiquitita

3 meses después...

Había pasado bastante tiempo desde aquel fatídico lunes donde los corazones de Harry y Ginny se partieron en pedazos tras el adiós. Y las cosas habían ido bien para casi todos.

La noticia de la separación de Harry y Ginny había dejado a todos helados, siendo que no había par que se amara más que ellos dos. Lily había sido la más afectada, junto a Molly, cuando recibieron de parte de Sirius la notificación de que Ginny había abandonado la casa de Potter.

Ron y Hermione seguían juntos, como siempre. Inseparables y amándose como el primer día, aunque quizás un poco más. Vivían en su pequeña casita e intentaban bajo todo concepto que la castaña quedara embarazada por primera vez. Ahora, ya no deseaban solo dejar que pase, sino que lo querían con vehemencia, y cada vez que el celular de Hermione sonaba, significaba que estaba ovulando, de manera que corría, donde fuera, como sea, para intentar que el pequeño pelirrojo que ambos veían en sueños, sea una realidad.

En cuanto a los gemelos y sus mujeres, regresaron luego de dos semanas de Brasil, en Sudamérica, donde fue su luna de miel. La habían pasado de maravilla en toda la extensión de la palabra, y nadie en el entorno Weasley hubiera pensado nunca que ambos iban a casarse y permanecer felizmente enamorados durante tanto tiempo. Lee Jordan, uno de sus amigos de secundaria, de vez en cuando se mofaba de ellos, pero no importaba: Ellos eran completamente felices.

Hablando de gemelos, poco después nacieron las hijas del pediatra Doug Ross, y la enfermera Carol Hathaway, los compañeros de trabajo de la pelirroja. Las habían nombrado Kate (en honor a la custodia de Emmeline, Kate Austen, que había conocido a la pareja durante su percance del tiroteo en el ex departamento Vance, y ellos la habían adorado por su sacrificio al proteger a Emmeline y su embarazo) y Tess (en honor a Tess, la de los Urberville, un libro que Carol adoraba). Ambas eran muy hermosas, e idénticas. Casi tanto como Fred y George.

Si seguimos hablando acerca de los doctores, Mark Greene (jefe de Urgencias, por lo tanto, jefe de Ginevra) había oficializado su relación con Susan Lewis, teniendo que hacer millones de papeleos siendo que eran compañeros de trabajo. Así había ocurrido también entre Carter y Lucy, la amorosa doctora que estaba realizando las residencias, donde alegaron que la residente de John era Ginny, por lo tanto, él solamente tenía que mantenerse alejado de Lucy durante la época de calificaciones, situación a la que Nymphadora, siendo la directora del hospital, no se opuso.

Los custodios permanecían cada uno con su tarea, aunque hace tiempo que no se escuchaba de los Lestrange/Malfoy, los encargados sabían que no tardarían en resurgir luego de acomodarse, tras el horror del hospital. Sawyer, que solía cuidar a Ginny, había regresado a su lugar en la empresa, y se había mudado con Juliet, su mujer, al viejo departamento de Ron y Hermione. Mientras que Jack – custodio de los Lupin – y Kate – custodia de Emmeline – habían decidido mudarse a un pequeño departamento en Grimmauld Place 15, justo enfrente de la mansión Black.

La relación de Emmeline y Sirius crecía cada día un poco más y su preciosa hija gozaba de todas las comodidades. Su mamá la amamantaba, y su papá la hacía reír todo el tiempo. Mientras tanto, su tía Andrómeda se encargaba de que nada le faltara, y su tío Ted le hacía muebles de pino. Mientras que Kate, la malcriaba, y Claire le daba consejos a Emmeline de como tomarla mejor, o incluso, de cómo cuidarla cuando tenía fiebre (cosa que había sucedido un mes atrás). Sirius y Emmeline vivían una vida de casados sin estarlo, siendo que nunca habían hablado particularmente de ese paso: sentían que sería demasiado, siendo que ellos apenas empezaban una relación. El mejor momento para Sirius en estos tres meses, había sido el día que Emmeline volvía a tener apetito sexual y ojos para él, no solo para la beba. Giennah, a pesar de eso, era la niña más querida de Londres. Los medios hablaban de ella como una pequeña bendición en la familia Black, y nadie los contradecía.