Capítulo 36: Perfecta

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- Esto está jodido... - murmuró Emmeline, mientras se sentaba en la cama doble.

- ¿Jodido? ¿Qué está jodido? ¿Te hice daño? ¿Es el bebé? – cuestionó Sirius, sentándose de golpe, junto a ella.

- No, Sirius. El bebé está genial – respondió ella, acariciando su barriga.

- ¿Entonces es por lo que sucedió con Ted? Él está estable, con Drómeda en una habitación del hospital, no creo que sea jodido...

- ¡Escúchame, Sirius! – riñó ella - ¡¡Está jodido que nos revolcáramos!!

- Pues yo creo que todo lo que podíamos joderlo, ya lo hicimos. Embarazada de nuevo, no vas a quedar, Emme.

- Sirius, estoy hablando en serio.

- Pues yo también – replicó él.

- Nos confundimos. O me confundí, lo admito. Yo... Pues, las hormonas del embarazo me jugaron unas malas pasadas este último mes, asi que... Supongo que no me controlé.

- Así que a eso te referías con que... Con que el bebé quería más esto que nosotros – Si ella no lo conociera, hubiera jurado que en su voz había decepción.

- Lo lamento, Sirius, de veras.

- Entonces, quieres decir que no... Solía gustarte, no lo sé – exclamó él, estupefacto – Quiero decir, la noche en la que quedaste embarazada, parecía que... Que te gustaba hacerlo conmigo.

- Aish, Sirius. Esto no tiene que ver con el sexo. La pase grandioso, mejor que nunca. Pero, esto puede hacer incómodas las cosas, es decir... Estamos conviviendo bajo un mismo techo, y vamos a tener un hijo. Creo que tener sexo con el padre de tu hijo, con el que no tienes ninguna relación, es... Confuso.

- Emmeline, ¿con quién puedes tener más confianza que conmigo, eh? – inquirió acariciándole el hombro – Y ya lo dijiste. Las hormonas te tienen a mal traer, y no me agradaría que tengas sexo con ningún otro tipo... Teniendo a mi hijo en tu panza, claro – se apresuró a aclarar - ¿Cuánto puede confundirnos si tenemos bien en claro lo que queremos? Sexo, nada más sexo y ahí muere todo. Dormimos juntos cuando se nos plazca.

- Sirius, ¿de veras me lo dices? Siendo que tu ahijado y mi amiga empezaron teniendo sexo sin compromiso y terminaron metidos hasta el gaznate...

- Mi ahijado tiene veinticinco años, al igual que la pelirroja. Nosotros somos demasiado grandes para cambiar. Luego del nacimiento del bebé, pues cada uno podrá seguir su vida y tener sexo con quien se le plazca ¿verdad?

- Sirius, nos estamos metiendo en...

- En menudo lío, de acuerdo. ¿Pero desde cuando eres una chica buena, eh? Adoras el peligro, vamos.

- No lo sé... - se mordió el labio, comenzando a dubitar.

- El primero que se enamora pierde, ¿verdad? – soltó una carcajada que le correspondió la castaña – Emmeline, por dios. Prometamos que seremos sinceros, ¿quieres? Si uno se empieza a confundir, pues cortamos todo...

- ¿Estás tan seguro de que no te vas a confundir, eh, Sirius?

- Quiero darte la seguridad a ti. Estoy seguro de que tú no tardarás en morir de amor por mí – ella soltó una carcajada divertida y le pegó en el hombro en forma de broma – Vamos, Emme. Un poco de sexo no daña a nadie. Y, creo que lo disfrutaste tanto como yo... Será todo de incógnito, no le diremos a nadie.

- ¿Y crees que no se enterarán? ¿Ni Andrómeda, ni Kate, ni Marlene, ni nadie? ¿Te crees que son estúpidos?

- Ay, Emmeline. Cada uno tiene sus problemas. No notarán nada. Y nosotros no haremos nada en público. Ni nalgadas ni pellizcones de trasero, es una promesa – Emme volvió a carcajear - ¿De acuerdo?

Para vestir santos (Harry Potter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora