Luego de varios minutos, que perfectamente podrían haber sido horas, Harry optó por hablar.
- Yo te puedo explicar, Canuto...
- ¿Explicar? ¿Crees que no sé cómo se hacen los bebés, ahijado? Pero, sin dudas, estoy sorprendido. Creí que no querían bebes...
- ¿Qué? – preguntó Ginny, aún más perpleja.
- No te enojes, pelirroja. No digo que nunca los hubieran querido, pero creía que al menos por ahora no. Y además, tan felices con la idea...
- Sirius, ¿de qué estamos hablando? – preguntó Harry, algo confundido.
- ¿De qué están hablando ustedes? ¡Yo del embarazo de Ginny, claro! – ambos abrieron los ojos como platos.
- Sirius... Ginny, no... - intentó decir Harry, entre balbuceos.
- No quería que te enteraras así – intervino la pelirroja, mientras Potter la asesinaba con la mirada – Quería ser yo la que te lo dijera.
- En eso tienes razón. Soy una de las pocas personas que saben de su relación, y me duele saber que lo sepan Marlene, Hermione y de seguro Emmeline – Ginny sonrió – Pero aunque sea, díganme que lo sé antes que Remus.
- Claro que sí – musitó Harry, todavía confundido.
- Pero apreciaríamos que lo mantuvieras así, Sirius – convino Ginevra – Mis hermanos y mis padres tampoco saben de la relación, asi que...
- ¿Todavía no se los dices? – cuestionó - ¿Ni tú a Lily y a James? ¡Con un bebé en camino! ¡Lily se alegrará! ¿Hace cuánto tiempo saben esto?
- Un tiempo. Ya basta, Sirius. Esto no tiene que salir de aquí. Nadie más puede saberlo.
- ¿Los del hospital lo saben? – Ginny asintió, dudosa - ¿Y aun así te dejan trabajar allí? Hablaré con Dora...
- ¡¡No!! – gritó Harry – Dora no lo sabe. Por favor, Sirius. Nosotros no te pedimos nada, por favor. Solo esto. Cierra tu boca.
- Está bien, está bien... No me hables así, ahijado. Lo entiendo – suspiró – Estoy feliz por ustedes, sabía que harían las paces y más aún que eran el indicado en la vida del otro. Aunque tan pronto un hijo, ¡no dejan de sorprenderme!
- Ya, basta, Sirius – pidió Ginny, sentándose en el regazo de Potter.
- Es un consejo, nada más. Les sugiero que lo hablen con ellos. En primera instancia con Ron, le dolerá saberlo de otro. Y luego con los demás, liquiden un hermano a la vez ¿no creen?
- Nosotros sabemos manejarlo, Sirius – inquirió Harry – Solo pedimos tu discreción.
- ¿Qué van a hacer con el pequeño presunto hijo? – preguntó Black.
- Si es mío, me haré cargo. ¿Qué más puedo hacer?
- Se armará un escándalo mediático... - elucubró Sirius. Ginny estuvo de acuerdo.
- No importa, no me escaparé. Daré declaraciones y diré la verdad: fue una mujer en la que estuve interesado en mi adolescencia, tuvimos algo de una sola noche, ella se fue y seis años después apareció con un hijo del que nunca supe su existencia.
- Esperemos que eso sirva – suspiró el pelilargo - ¿Y con la pelirroja y el niño en camino?
Harry carraspeó. Estaba claro que haría con la pelirroja, pero el niño que vendría no tenía nada que ver con él. Recordó a Emmeline y su deuda gigante porque se arreglara con la pelirroja, cubrirlos en todo momento. Se lo debía.
ESTÁS LEYENDO
Para vestir santos (Harry Potter)
RomanceUn joven multimillonario y mujeriego decide hacerle un favor a su mejor amigo: contratar en su empresa a su hermanita pequeña, rebelde y rebuscada por naturaleza, para encarrilarla hasta que rinda sus últimos exámenes en la facultad de Londres. D...