Al día siguiente, Ginny se despertó temprano en la mañana. Ningún despertador sonó, pero seguir durmiendo era insoportable para ella. Notó que la dueña de casa dormía. Solo dios sabía a qué hora la castaña había conciliado sueño... Comenzó a preparar un desayuno variado para agradecerle a Emmeline permitirle quedarse. Exprimió unas naranjas para el jugo, preparó café, tostadas, tocino, huevos revueltos, omelette y demás. Escuchó pasos en el corredor, y la jefa de personal apareció en su pijama. Sonrió.
- Me despertó el buen olor que venía de aquí – dijo en un susurro y le dio un beso en la mejilla a la pelirroja – No tenías que preparar el desayuno. Yo soy la dueña de casa, debería haberlo hecho yo.
- No digas eso. Me bancaste ayer con mi ataque de histeria, es lo mínimo que podía hacer – ambas se sentaron en la mesada y se dispusieron a comenzar el desayuno. Emmeline comía como si no hubiera mañana.
- Nunca en mi vida había desayunado tan rico como ahora, Ginny. Te pasaste... - sonrieron unos segundos, mientras la castaña prendía el televisor y ponía el noticiero - ¿No piensas volver a tu casa?
- No por ahora. Me relajé y veo lo que sucedió como algo que puede pasar – Emme sonrió enérgicamente – Pero a pesar de todo sigo enojada con ambos, y quiero tomar distancia. En cuanto consiga me alquilaré un departamento, que será lo que tendré que hacer tarde o temprano si planeó quedarme en Londres.
- ¿Te quedarás? – preguntó Emmeline emocionada, Ginevra asintió – Sabes que puedes quedarte en mi casa todo el tiempo que quieras...
- Lo sé, Emme. Como también sé que disfrutas tu espacio, como yo el mío...
- ¿Qué sucedió con Harry anoche? – preguntó de repente. La pelirroja supuso que recordó la pregunta por la cobertura especial que se mostraba en la televisión acerca del evento.
- Fuimos al coctel, bailamos un poco, se peleó con un rival y me dejó en el departamento de mi hermano...
- No me refiero a lo que pasó en el coctel. Tú viste a tu hermano en la cama con Hermione – la pelirroja se estremeció al recordarlo – Y te fuiste a la casa del jefe. Te peleaste con él. Terminaste acá.
- ¿Qué te dijo Harry cuando lo llamaste? – inquirió Ginny.
- ¿Me tendría que haber dicho algo? Ginny... Lo que sea que me puedas contar, no debe ser muy diferente a lo que me imagino. Lo mantendré en secreto si así lo quieres.
- Simplemente, no hablemos del tema y ya ¿te parece? Tú sabes lo que sea, yo también. Vivimos en armonía sin mencionar ni a Potter ni a Black – Emmeline bufó y se dispuso a hincar su diente en una tostada con mermelada de arándano – Me iré a bañar, que en un rato tendré que salir para la casa de mis padres.
- Prepárate, que hablaremos de eso – sonrió. La pelirroja caminó hasta su habitación momentánea, y cuando la castaña oyó el ruido de la puerta cerrarse, marcó un número de teléfono.
La pelirroja se duchó con la idea de serenar sus ideas. Una vez que terminó, se enrolló en una toalla y se dirigió a la habitación de huéspedes a cambiarse. Como era un almuerzo familiar, optó por unas calzas negras, una remera de ese color también, y encima una camisa de jean. Unas botinetas con taco negras concluían su aspecto, mientras se secaba el cabello y le formaba ondas. Agregó unas argollas de plata en sus orejas y se maquilló apenas, acorde a un domingo al mediodía.
Buscó entre sus cosas y tomó un sobretodo negro. Lo colgó en su brazo y tomó una cartera de ese monocromático color, para poner en ella todo lo necesario. Tomó también una bolsa rosa con el regalo para su sobrina, y salió con paso firme de la habitación, no sin antes mirarse a un espejo y verse en negro: sin vida, a no ser por su cabello. Bufó, colocó un mechón de cabello tras su oreja, para salir por fin. Se escuchaba la voz de Emmeline mientras caminaba, por lo que supuso que hablaba por teléfono. Eso cambió cuando una voz masculina invadió el salón: ella conocía esa voz. Sin dudas, estaba allí. Y mataría a Emmeline.
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Para vestir santos (Harry Potter)
RomanceUn joven multimillonario y mujeriego decide hacerle un favor a su mejor amigo: contratar en su empresa a su hermanita pequeña, rebelde y rebuscada por naturaleza, para encarrilarla hasta que rinda sus últimos exámenes en la facultad de Londres. D...