Destinadas

14. El recuerdo

Vanessa

En todo el camino hacia mi casa estuve mirando por ratos a Lucía, parecía estar pensando en algo entretenido. Balanceaba nuestras manos aun teniendo la mirada hacia adelante, creo que está feliz por regresar mañana al instituto y no me sorprendería si sucede algo allí. Ella ya viene preparada con su mochila.

Con solo verla me doy cuenta de que reprime demasiado su dolor, su miedo y toda la pesadilla que está viviendo. No quiere que la vean mal, lo odia. Se comporta como si no le hubiera pasado nada y muestra su peor lado para mantenerse fría con la cabeza en alto, con todas las personas que la rodean.

En conclusión... Está sufriendo mucho.

La miré al sentir que se detuvo, ya habíamos llegado a casa. Sus bonitos ojos grises se veían dudosos, supongo que tiene vergüenza de entrar porque llegaron mis papás.

—No te harán nada — dije calmada.

—No le caigo bien a nadie, no estarán de acuerdo con que me quede en su casa.

—Deja de escuchar tus pensamientos y entremos — abrí la puerta y jalé a la rubia hacia dentro.

—¿Qué fue lo qué pasó? — escuché a mi papá, y en ese mismo segundo Lucía estaba a punto de volver a salir, pero la sujeté rápido de la cintura, cerré la puerta con mi pie y dimos media vuelta.

—Señor, buenas noches — saludó mirando mis manos que seguían en su cintura, la solté y le hice una seña para que me siguiera.

—Lucía, sorpresa de tenerte por aquí — sonó agradable —Pero ¿Qué pasó? — la mencionada me miró negando con su cabeza, entendí que me trataba de decir y solo le di un empujón suave para que subiera las escaleras.

—Anda yendo a mi habitación y tómate una ducha — ordené, y ella rodó los ojos.

Conociendo lo terca que es... No sé si me hará caso del todo.

—Hija -habló papá, una vez que escuchó la puerta de mi habitación cerrar — Tu mamá nos espera en la cocina, tenemos que hablar —me agarró del hombro llevándome hacia ella.

—Ya me sé el camino papá —bufé al llegar.

Mi madre estaba sentada tomando un café, pero la veía seria, ella es la que no está de acuerdo de que la rubia de arriba se quede. Ya me había dicho antes que no le agradaba, y que nada justificaba su pésimo comportamiento hacia mis amigos.

Contexto: mamá ama a Izzie y al enterarse todo lo que le hizo Lucía, le agarró mucha cólera. Pero mi mamá no conoce nada de la rubia.

—No le contestes a tu padre — me regañó, bueno, sí está molesta.

—¿Qué pasa ahora?

—¿Se puede saber qué hace ella aquí? ¿Por qué se ha quedado a dormir anoche? Y todavía la traes de vuelta. Sé de tus preferencias y las respeto mucho, pero con ella no, es peligrosa al igual que toda su familia.

—Primero, mamá, con todo el respeto te pido que por favor hables más bajo — saqué una silla y me senté a su lado — No puedo contarte lo que está pasando porque es algo privado y no se trata de mí. Yo solo estoy apoyándola en esta situación, y que traiga a alguien a casa no significa que me gusta.

—Entiendo eso, pero hija ¿Por qué me hiciste llamar a la policía? Hubo muchos problemas allí — esta vez preguntó papá.

—¿Arrestaron a alguien?

—Lograron entrar a su casa, pero solo encontraron a su tío golpeado, no había nadie más, así que lo dejaron así.

Maldita sea.