18. De regreso

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Lucía

Llevaba un buen rato leyendo la carta, aunque no quisiera estar emocionada, lo estoy, una pequeña parte de mí lo está.

No tendría que estarlo. 

Es un ser humano que no tengo la puta idea ni de su género, desconozco, no me tendría que afectar esa carta. 

Pero es inevitable.

—Es fácil contestar Luc — entra Esteban a mi habitación, con una taza de café — Podríamos hacer una pequeña trampa para saber quién es la persona — recomienda dejando mi café cargado sobre mi mesita.

—No lo sé Teb, le quitará lo divertido — guardé el sobre morado en mi cajón, junto con las demás cartas.

—¿No quería saber?

—Sí y tengo miedo ¿Qué tal si es una persona que no puedo tener cerca? 

—Y si fuese una chica de tu clase — supone levantando sus hombros.

—Me llevaría bien con ella, creo. Solo eso. Tarde o temprano volvería alejarme.

—No te comprendo — entrecierra sus ojos mieles, con gracia.

—Ni yo misma, Teb — resoplé recostándome en la cabecera — Prefiero que todo siga así, en anónimo, es lo mejor — decidí — Si esa persona se me cruza más adelante, se verá allí, por ahora prefiero dejarlo pasar.

Volteé mi cabeza hacia mi izquierda, Esteban asentía teniendo una pequeña sonrisa, comprendiendo.

 Vanessa

Mis primeros días en la universidad fue una sensación diferente, me encantó como era por dentro, es enorme, tiene varias canchas para cada deporte o situación, tiene un auditorio hermoso, que pareciera un cine.

Estar en la universidad era estar en otro mundo, es muy diferente a mi preparatoria, aunque aún lo extraño. Pero me encuentro feliz por estar aquí.

Mi clase había terminado y decidí dar unas vueltas para seguir conociendo, al final me quedé viendo cómo los chicos jugaban básquet, extraño tanto mis entrenamientos.

—Hey, te encontré — un rubio se me acercó muy alegre, tenía en sus manos dos gaseosas y una me lo entregó.

—Gracias Roy — le sonreí.

El chico que me preguntó “¿Estás bien?”, mientras hacíamos el examen de admisión, sí, él es Roy. Estoy feliz de que él haya podido ingresar también, y no podía creer cuando lo vi ingresar a mi salón, él también se sorprendió al verme e igual me saludó.

—¿Te confieso algo? — asentí —Cuando te vi el día del examen, creí que ibas a estudiar medicina.

—¿Tengo cara de futura doctora? — reí frunciendo el ceño — De hecho, hice mi examen por si es que me aburría de Artes Escénicas, porque para estudiar nuestra carrera, era enviar un vídeo cantando o interpretando nuestra escena favorita y pagar — me encogí de hombros — Pero me habían aconsejado que si yo quisiera cambiarme a otra carrera, como medicina, tendría que haber hecho el examen para no hacer todo el procedimiento de nuevo — mi mamá me estuvo hablando de ese tema todo el día — Si tendría que cambiarme de carrera, sería medicina. Mi papá es pediatra y mi mamá es cirujana. Ellos quieren que sea doctora, mi cabeza también lo quiere, pero mi pasión por el arte es más fuerte.

—Qué admirable eres — Roy se me quedó mirando fijamente a los ojos mientras en su rostro había una gran y agradable sonrisa — Si logro entrar al mundo de las estrellas, espero poder trabajar contigo.

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