51. Mi primer cumpleaños

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Lucía

El camino hacia la casa, fue un silencio de tortura. Tenía muchas dudas, y me frustraba por no poder hablar al frente de Chris. Y tampoco podía escuchar de problema de mi hermana porque Nessa podía enterarse. Ella no tiene idea de que Alisson pasaría una noche en una cabaña.

—Me buscas en mi habitación —susurra Chris antes de entrar.

Asentí para luego seguir a mi novia, se veía nerviosa, tiene miedo aunque no lo acepte. La convencí de pasar la noche juntas, y así poder darle un poco más de tranquilidad, estando aquí se encuentra segura.

—¿Y si te das un baño? —sugerí acariciando sus hombros. — Con agua caliente puedes relajarte, tomate tu tiempo.

—Sí, será lo mejor —musita quitándose su chamarra de mezclilla. — ¿Me prestas pijama?

Avanzo un paso mirándola atenta, y le dejo unas caricias en sus mejillas al verla tan tensa, como respuesta eleva las comisuras de sus labios viéndose muy tierna.

—Estás con los Miller ¿A qué le temes? No, no me respondas — intervine — Mi amor, las supuestas personas que nos seguían, no son de ninguna mafia — tomé sus manos con suavidad — Te lo puedo asegurar. Ninguna corre peligro —, y las llevé hasta mis labios depositando un beso, realizando la señal de respeto y de promesa silenciosa.

—Las besaste — menciona confundida — Te creo, Lu.

Así como existen las reglas estrictas en la organización, también existe un juramento de lealtad, frase solemne, señales oficiales y códigos sagrados. Estos deben ser respetados porque son la esencia de nuestra identidad, muy aparte que refuerza el lazo entre todos los integrantes. Pueden tener hasta castigos graves por incumplimiento.

—Sí sabes su significado — sonreí.

Estas normas incluyen para todos en absoluto, por ejemplo, para Isabella. Wilson, mi vigilante. Vania, cocinera de los mellizos. Wagner, el doctor privado.

—Sí, Max me dijo que era hora de saber y aprender todas sus normas.

Y mi novia.

—¿Cuándo fue eso? — pregunto frunciendo el ceño.

—El día que nos acompañó en tu última clase de conducir. Y no te molestes con él.

—No estoy molesta, cielo — digo, besando la punta de nariz — Ve a ducharte, y agarra lo que quieras de mi clóset, lo mío es tuyo.

...

—¿Por qué lo hiciste? — empujo la puerta de la cocina aguantando las ganas de gritar. Max tiró su sanguche por el susto.

—¿De qué hablas, Luc? — pregunta Isabela bajando su taza de café.

—Nessa ahora debe seguir las normas de ustedes, porque Max se los comentó y eso significa que debe cumplirlos.

—Luc...

—No, nada de Luc. Ella no debe seguir sus reglas porque no pertenece aquí. ¡Tú sabes de los castigos peligrosos!

No podría permitir que le pongan una mano encima. Mi miedo por su seguridad me ponía muy impaciente, ahora Nessa está totalmente involucrada en este mundo tan peligroso. El enojo bloqueó las excusas de Max, dejándolo hablando solo.

Subí las escaleras a regañadientes, pero al encontrar a mi hermano apoyado en la pared de su habitación, me obligué a cambiar de cara. Suspiré palmeando mi brazo izquierdo, no tenía ningún caso discutir, las cosas estaban hechas y vuelta atrás, nunca hay.

DestinadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora