61. ¿Amiga?

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Vanessa

Cambié mi posición al sentir un hormigueo en mi brazo izquierdo, me quedo quieta con la mirada en el techo sin saber qué hora era, ni cuanto tiempo había pasado desde que me acosté. Mi cabeza solo insistía en pensar en alguien, en ella. No podía hacer absolutamente nada, porque siempre acababa en un trance, difícil de escapar, lo peor es que venía acompañado de un vacío escalofriante.

—Toc, toc —me escondí bajo mis sabanas al escuchar una voz familiar —Deja de esconderte.

—No estoy —murmuro antes que me arrebatara mi colcha con un solo jalón.

Sam esboza una pequeña sonrisa al girar a verlo con el ceño fruncido, él se encontraba bien uniformado con el buzo del instituto, listo para su campeonato.

—Tu mamá me llamó, me pidió que te sacara de tu cama.

Al momento que se fue acercando me sostuve fuerte de mis sábanas.

—Déjame aquí.

—No. Te llevaré al coliseo para que me veas jugar en mi último partido —enrolla sus brazos en mi cintura, tirando de mí —Suéltate. Me irás a animar, quieras o no.

—No mientas, aún tienes tres campeonatos en camino, puedo ir a la última —forcejeé logrando acostarme, pero para mi mala suerte, Sam me tomó de mis piernas y de mi espalda, y me levantó —Me quejaré con mi madre.

—Ella solo está preocupada por ti —me baja con cuidado, al frente de mi armario —¿No querrás que yo te vista, no? Lávate la cara, si no quieres asustar a la entrenadora —entrecerré mis ojos, ignorándolo y seguí buscando entre mi ropa.

—Espera. ¿Me obligarás a ver el partido de las chicas también?

—Tu hermana jugará.

—Es cierto —asentí —¿Ella dónde está? ¿Sigue aquí?

—La encontré besándose con Camila en la entrada, mientras me esperaban, pero ya se fueron, juegan unos minutos después de la participación de las porristas.

—De acuerdo —suspiré escogiendo lo más cómodo posible.

—Me esperaba una reacción diferente —Sam me persigue por mi habitación sin quitar su mirada de mí.

—¿Por?

—Te conté de tu hermana, ¿No dirás nada?

—Ella sabrá lo que hace, Sam —me encogí de hombros.

—Pero Camila aún sigue con Devon.

—Alisson lo sabe, y no le importa, si a ella no le molesta, ¿Por qué debería meterme?

—Creí que querías protegerla.

—Pues estaré presente cuando le rompan el corazón —musito —¿Seguirás aquí? —pregunto sosteniendo la orilla de mi camiseta —Dame unos minutos, no tardaré.

—Te doy ocho minutos exactos —con dos de sus dedos señala sus ojos, y luego estos me apuntan a mí, sin importancia me giro dándole la espalda.

...

Dejé caer mi cabeza en la luna polarizada del auto, Sam, sin distraerse del camino, me hablaba entusiasmado, no tengo la menor idea de qué me estará contando, puedo verlo a la perfección, pero mi audición bloqueó todo tipo de ruido. Cada vez es más continuo, no es molesto, pero me hace perder la noción del tiempo.

Mis ganas de hacer que Sam detenga el carro, y poder bajarme, aumentaban, me abrumaba sentirme obligada. En mis planes estaba ver el juego de mi hermana, nada más, sin embargo, él me está llevando mucho antes y cree que no me he dado cuenta.

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