Lucía
Masajeo mi sien, manteniendo mis ojos cerrados, el dolor aún persistía. Anoche no logré dormir tanto, aunque Izzie hizo lo posible para animarme, se lo agradezco. La mencionada palmea mi hombro, y me forcé a sonreírle, estamos en camino hacia instituto con el auto de Augusto, su primo, la persona que coqueteó a Nessa, es muy tarde para molestarlo.
Prendí mi teléfono encontrándome con más de diez llamadas perdida de Max, de mi mamá y de los mellizos. No recuerdo en qué momento lo puse en silencio.
—Camila me llamó, ellos saben que dormiste en mi casa, tranquila —dice Izzie con voz calmada.
—No me hables en ese tono de voz —pedí. Frunce el ceño confundida —Gracias.
—¿Querrás compañía?
—No eres mi niñera. Estaré bien sola. Aparte estarás con Madelaine, y no la soporto —fingí una sonrisa, y ella gira sus ojos, negando —¿Puedes molestarla de mi parte?
—Conociéndote. Se va a amargar.
—Es el punto —contesto obvia —Dile que dormiste conmigo, dale un segundo de suspenso, y me cuentas cómo fue su cara.
—Lucía...
—Después de todo, es verdad. Que su cerebro la traicione, es diferente —su consciencia.
Deja caer su cabeza de lado, soltando un suspiro, como si estuviera perdiendo la paciencia.
—¿Puedo hacerte unas preguntas por pura curiosidad? —la chillona voz de Augusto llama nuestra atención, luego de me di cuenta de que se dirigía a mí.
—No.
—¿Cómo sabías que te gustaban las chicas?
—Te dije: No —gruñí.
—Augusto no la molestes.
—Hazle caso a tu prima —giré mi vista hacia la ventana, estábamos por llegar.
—¿Qué hice mal? —el chico extiende su brazo libre.
—Nacer.
—¡Pues perdón por algo que no decidí!
—No te perdono.
Apenas se estacionó, me bajé y caminé apresurada, pero antes de entrar, Izzie me alcanzó tomándome del brazo. Resoplé al ver a su primo acercarse corriendo para ingresar los tres.
Un pie adentro, y las miradas se posaron en nosotras, sabía que esto pasaría ¡Por esa razón quería entrar sola! Algunos murmuraban y daban vistazos a sus celulares, ¿Ahora qué?
—Iré a la biblioteca a continuar con una estúpida tarea.
—Cualquier cosa me avisas —se apresura en decir.
Asentí alejándome, no tenía ninguna tarea pendiente, fue una excusa para que no me obligue a convivir con su novia, sentía necesario estar sola, es abrumador cuando me consuelan muy seguido, es ilógico, porque siempre termino queriendo consuelo.
Introduzco diversos temas sin sentido a mi mente, solo para no pensarla, no quiero sentirme débil, los idiotas de mis compañeros se han ganado al verme frágil, y lo detesto, no les da el derecho de verme como lo están haciendo ahorita. Parecen ratas chismosas cuchicheando en una esquina.
—¿No lo ha visto? —susurran.
—Revisa la página de chismes —fingen una tos.
Alcé la mirada captando sus intenciones, han hablado de mí en esa porquería de página. Me giré hacia el grupo más cercano, y ellos tres se quedaron quietos viendo como me acercaba, se apegaron a los casilleros, asustados.
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Destinadas
Teen FictionOtra vez recorriendo la ciudad de Ohio, donde vas a conocer personas muy agradables o tal vez, personas que hubieras deseado no conocer. En esta ciudad hay una cierta rubia, Lucía Miller, la más temida de su preparatoria por su fuerte carácter y mol...