Vanessa
En estas últimas semanas me he seguido sintiendo observada, y me incomoda, me quitan las ganas de lo que estoy a punto de hacer. Por ejemplo, ayer estuve en la cafetería con mis amigos y cuando estaba por comer, sentí que alguien me miraba, volteé buscando a la persona responsable, pero fue inútil, solo conseguí perder el hambre.
Erick me preguntó si me encontraba bien y yo me limité a asentir. Él es un gran amigo, muy atento, gracioso y bueno, con su montón de indirectas me ha dado entender que le gusto, y yo sigo fingiendo que no le entiendo. Sam le bromea diciendo que es un pésimo pretendiente, tiene razón. «Un día está al pendiente y al otro, desaparece».
(...)
Me encuentro calentando antes de entrenar, Izzie aún no regresa al equipo y se le extraña, me hacen falta sus ánimos que levantaban el entusiasmo a todas las chicas. Ahora solo me queda Erick y Archie que me dedican una linda sonrisa, ellos están en la mayoría de mis entrenamientos o cuando hay campeonatos. Decidí acercarme a ellos, sonreí al ver que recién llegaba Sam con Madison.
—¿Cómo te sientes capitana? —preguntó Erick.
—Me siento nerviosa y no sé el por qué —respondí moviendo mi cabeza — Madi — dije viendo que la pelirroja se acercaba abriendo sus brazos.
"Solo es un abrazo, no le rechaces un abrazo". Repetía en mi cabeza.
Me enredó en sus brazos, y yo dirigí mi mano a su espalda dando tres suaves palmadas.
No entiendo por qué no me acostumbro a los abrazos, me cuesta hacerlo. A la primera persona que abracé de aquí, fue a Izzie, no entendí por qué no le dije nada, solo me dejé llevar. Lo recuerdo bien, fue en nuestro primer juego juntas, habíamos ganado al equipo más fuerte, eran el equipo más fuerte, porque ahora ese título lo tenemos nosotras.
—Cada vez abrazas mejor —dice Mads alejándose de mí con su sonrisa de niña. No pude evitar reír al igual que los demás.
—No puede ser... —Murmuró Sam de repente.
—¿Qué pasa? — quise saber después de notar preocupación en su rostro.
—Los ángeles negros, están en el otro extremo —volteé disimulada, y los vi en las últimas gradas, en un rincón estaban los tres hablando entre ellos — Algo planean hacer.
Abrí grande mis ojos recordando la última vez que me la topé. Lo sabía, ella planeaba hacer algo, solo por botar sus cuadernos por accidente, pero para Lucía Miller no existen los accidentes.
—¿Hacer caer sus cuadernos por accidente es suficiente para hacerla enojar? — pregunté volviendo a ver a Sam alzando ambas cejas.
—¿Lo hiciste? —reacciona Erick — Ellos. Sobre todo Lucía, se enoja por cualquier cosa — resalta — La otra vez caminaba por los pasillos y por accidente la rozé un poquito, pasó de frente sin decirme nada, creí que no le había molestado, pero luego que acabó mi entrenamiento, encontré mis pertenencias tiradas en todo el vestidor, con una carta diciendo: "Ten cuidado por donde caminas".
—Sigo sin entender por qué tenías tantas cosas en tu taquilla. Tuve que ayudarlo porque demoraba mucho — confirmó Sam — Pero tiene razón, yo le di la contra en la clase de Matemática y encontré todos mis libros en la basura.
—Y a mí me escondió mi pompón por todo un día — La pelirroja hizo un puchero — Fue un día terrible. Ella no perdona nada, ni a nadie.
Me siento aliviada que a Madison no le haya hecho nada grave, sino le hubiera afectado.
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Destinadas
Teen FictionOtra vez recorriendo la ciudad de Ohio, donde vas a conocer personas muy agradables o tal vez, personas que hubieras deseado no conocer. En esta ciudad hay una cierta rubia, Lucía Miller, la más temida de su preparatoria por su fuerte carácter y mol...