71. Graduación

3.6K 266 55
                                    


Vanessa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Vanessa

Un corto viaje en carretera con mi novia, creo que era lo que nos hacía falta, las ventanas abiertas dejando al aire que nos despeinara, música a todo volumen y cantando hasta que nos duela la garganta, lo repetiría muchas veces.

Pasamos por el sendero precioso del bosque, el aire fresco nos envolvía a ambas, con ese aroma típico de la tierra húmeda y de las flores, muy cerca se oía una suave melodía del arroyo. La luz del sol se filtraba a través de las hojas de los enormes árboles, creando un dosel de sombras y luces danzantes en el suelo del bosque.

Lejos de nosotras, logramos observar una cascada oculta entre el entorno natural, y el aire se llenó de una frescura cómoda.

Lu y yo nos acurrucamos en el maletero de su auto, abrazadas con varias colchas y almohadas mientras observábamos nuestro alrededor, desde nuestra posición teníamos la vista perfecta del cielo que se iluminaba con sus tonos anaranjados.

—Es tan hermoso... —susurra, apoyando su cabeza en mi hombro, y sus brazos hicieron presión en mi cintura.

—Estar contigo lo hace más especial, cielo.

La sujeto de su rostro con tanto cariño, besándole la mejilla.

—¿Y el anillo?

—Cuando cumplas los veintitrés años.

Frunce el ceño dejando salir un gruñido, aleja su rostro cuando la intento besar, dramatizando.

—Estás muy equivocada si piensas que me vas a cambiar mis planes.

—¿Tus planes? —repito alzando mis cejas.

—Sí, nos deberíamos casar antes, pero le temes al éxito.

Negué un poco triste, si el casamiento fuera tan fácil me uniría a ella hoy mismo, pero la realidad es un poco más cruda de lo que Lu cree. No tenemos la edad promedio para dar un gran paso. Yo deseo demasiado darlo con ella porque no me veo con nadie más en el futuro.

—Puedes presentarme como tu mujer mientras esperas la edad que acordamos.

Se apoya de sus manos para colocarse sobre mí, un gesto de emoción invade en su rostro.

—¿Sin trampas?

—Sin trampas, cariño.

Besa mis labios antes de volver a acostarse a mi lado, recostando su cabeza en mi hombro.

—¿Y qué te hago si me niegas?

—Nunca te negaría, Lu. Debería considerarse un pecado.

—No estaré cerca para comprobarlo, así que estará en tu consciencia —bromea aguantando una risita tierna —Cielo, no quiero irme, no quiero dejarte aquí sola.

DestinadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora