53. Separación

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Alisson

Estamos camino a casa, luego recibir una llamada "urgente" de mamá. Vanessa seguía acelerando el paso, mamá nos dijo que vayamos tranquilas, pero ella está haciendo todo lo contrario, parece como si tratara de escapar de alguien.

—¿Estás molesta?

—¿Qué? No.

—Perdón por interrumpirte con tu novia.

—No me molesta. Me salvaste de una gran explicación —me toma del brazo para caminar más rápido.

—No tan veloz, estoy cansada —pedí soltando un suspiro —¿Por? ¿Le estás ocultando algo?

—No. Se puede entender como un sí. Es una larga historia, Ali. Mejor cuéntame de Camila —evita.

—Ya la conoces — arqueé una ceja.

—Ali, me preocupas, y sabes que puedes contarme lo que sea. Te he dado demasiada confianza y no me cuentas nada.

No le diré de Cami, sé lo que me dirá, y no quiero oírlo.

—Hoy encontré armas de fuego en una habitación. Me asusté.

—¿Qué? — voltea su rostro desconcertado — ¿Cómo así? ¿Por esa razón actuabas rara? ¿De eso pensabas preguntarle al señor Miller?

—Sí, y sí, era una pésima idea — acepté.

—¿Qué hacías entrando a las habitaciones ajenas?

—No fue apropósito, buscaba a Chris y entré a un cuarto mediano, había camisas blancas tiradas, encima de ellas estaba un cinturón y una pistola, con algo más, pero reconocí qué era.

—Ten cuidado ¿Sí? Puede ser muy peligroso, peor que ahora están más estrictos —aprieta sus labios —Si vas menos veces a su casa, será mejor.

—¿Los mellizos no lo saben, verdad?

—¿El qué?

—El trabajo de sus padres. En la escuela repiten que su padre es ingeniero, uno muy importante y respetado, por esa razón todo el show de los guardias.

—No, ellos no. ¿Cómo sabes? ¿Escuchando conversaciones ajenas, otra vez?

—Mi mamá gritaba por toda la casa cuando ustedes discutían, era imposible no escuchar, y lo siento. No soy sorda.

—Supuse. Has escuchado más, ¿No es así? —asentí sujetando su mano —Ni una palabra a los mellizos, ellos no pueden enterarse —alcé mi dedo índice y del medio, dejando un beso entre ellos, para luego tocar mi pecho, cerca al corazón. Es una promesa.

—¿Por qué decidiste estar con Lucía? Mamá tiene razón, sí es peligroso. ¿No te da miedo que un día te lastimen a ti o a tu novia? Y no me malentiendas, me gusta su relación, tanto que quisiera que se escapen juntas en un lugar muy lejos del trabajo de sus padres.

—¿Has visto muchas películas de acción? —arruga su frente.

—Sí, aunque tú y yo sabemos que en la vida real la mafia es aún más peligrosa.

—Lo sé, pero los señores Miller no trabajan aquí, estamos muy lejos, por esa razón Alejandro casi nunca está presente.

—¿Y no tienes miedo? Porque yo sí, más temo por Cami y Chris. Por ti. Si te pasa algo no sé...

—No nos pasará nada ¿De acuerdo? Mientras no nos metamos en sus asuntos de trabajo, no tenemos nada que ver allí. Mucho menos tú. Si no te sientes segura yendo a su casa, no lo hagas. Los mellizos pueden ir a visitarte —no suena tan convencida—No le comentes a mamá —susurra cuando nos acercábamos a ella.

DestinadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora