31. Siempre seré yo

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Lucía

Apenas acabó el show de André, nos fuimos a nuestras respectivas clases. Nessa tuvo que regresar a su universidad, saldría tarde de allí y no nos íbamos a poder ver en la hora de salida.

En todo el camino hacia mi casa, Chris me estuvo molestando con el beso, y también le pareció gracioso como le empecé a hablar, tiene razón, mis nervios hicieron que actuara como una estúpida, perdón.

Si pudiera retroceder el tiempo, hubiera cometido la misma estupidez.

. . . .

A las tres de la tarde, Max me dejó en el consultorio de la psicóloga porque se me hacía tarde.

Estaba tan feliz que hasta mi psicóloga me lo recalcó, me felicitó porque ha visto muchas mejoras. Me estoy recuperando.

Lo estoy haciendo bien.

Róger me dejó marcada. Y cada día es lo mismo, trato de combatir con la desconfianza y el miedo que él creó en mí.

Aún tengo pesadillas con él, su voz perturbadora viene a mi cabeza de la nada. Es complicado controlarme en esas situaciones, peor aún cuando mi mente se bloquea, y no hago otra cosa más que llorar.

Me han repetido en varias ocasiones, este proceso no es fácil, y lo estoy sintiendo, pero es una lucha constante, debo continuar. Tengo que lograrlo.

. . . .

Saliendo del consultorio, estaba por avisar a Max para que venga a recogerme, sin embargo, me sorprendí al ver que alguien más vino por mí.

—Hola — saludó Ness estando recostada en su auto. Se incorporó avanzando dos pasos hacia mí.

—Hey ¿Por qué no me avisaste que vendrías? — sonreí sujetando su mano.

Qué bien se siente.

—Quería sorprenderte, vine lo más rápido posible para llegar a tiempo.

—Llegaste a tiempo, quería verte. Hubiera ido a tu casa, pero... Tu mamá no estaría tan feliz de mi visita.

—No te hará nada — negó con su cabeza, arrugando su nariz.

—Si tú lo dices... — alcé ambas cejas — ¿Vamos a mi casa? — asintió dando media vuelta.

Rodeé el auto y me subí en el asiento del copiloto. Mis manos empezaron a sudar por los nervios que no podía disimular.

Ness inclinó su cuerpo hacia los asientos traseros para agarrar algo y cuando se incorporó me lo entregó, es una caja de chocolates.

Son mis favoritos.

—Para ti, sé que te gustan mucho — menciona con tranquilidad.

—Gracias — me emocioné muchísimo, sacudiendo la caja sin tener la intención de arruinarlos — No recuerdo haberte dicho ¿Cómo sabías?

—Esteban — soltó una risita — Sabe muchas cosas de ti, casi me dice toda tu historia.

—Lo dudo — entrecerré mis ojos.

—Te digo en serio — sacó su celular en busca de la conversación — Voy a empezar con sus favoritos —leía tal cual, imitando su voz — Le gusta el chocolate Princess, el batido de uva, las cerezas, el refresco Minute de manzana, el pastel de manzana y le encanta el helado de Banana Split — resaltó el último — Su restaurante favorito es Home, es muy caro por cierto — reí ante su comentario, sí está bien costoso — Su lugar favorito es su habitación, su color es el azul y el plateado, ama los caballos y a los peces — son bonitos — Ama a Hoobastank y a Fifth Harmony — Estoy sorprendida — Se mudó a esta ciudad a los siete años. Por último, pero no menos importante, es que hasta ahora solo ha tenido una sola amiga, Kamil, su única mejor amiga por siempre.

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