67. Te extraño

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Lucía

Recién llegaba a casa de la mano con Val, me ha acompañado a los ensayos del coro. Estamos a dos semanas de la última presentación, por lo tanto, el último evento como estudiantes. No voy a seguir porque no me quiero poner sensible. Valerie no es parte del club, pero me da igual, la llevo a todas partes conmigo. Así como también, el día que Izzie necesitó ayuda por el tema que una persona la seguía, al final resultó ser su hermano. La llevé y fue la que dio el mejor plan para atrapar al Lodge.

Es una genia.

Mi paso se vio bloqueado por Camila que saltó a abrazarme, bajé la mirada percatándome de que lloraba, acaricié su rostro y su cabello, intentando consolarla, esperaba una respuesta, pero no obtuve nada, solo se aferró más a mí con una fuerza que antes jamás lo había hecho. Lo que me dejó en completa confusión fue cuando repetía lo mucho que me amaba, mi cuerpo se estremeció, presintiendo algo malo.

Alcé la mirada a mi alrededor buscando alguna respuesta, y encontré a Chris con su mirada perdida, no hacía ni decía absolutamente nada, a su lado estaba Max diciéndole un par de cosas en voz baja, mientras le acariciaba sus hombros.

Mis padres aparecieron, salían del despacho con sus rostros tensos, con un gesto lleno de preocupación y angustia. Mi madre movió su cabeza indicando que ingrese a su oficina, y asentí. Necesité la ayuda de Val para que se quede con mi hermana.

Apenas di un paso dentro de la habitación, un calor invadido no me dejaba respirar, di un respingo por el portazo. Giré hacia ellos para preguntar, pero se adelantaron.

—Se enteraron de todo —pronuncia.

—¿Qué?

—Lo saben. Exactamente todo. El trabajo, nuestra dedicación, y... de ti.

Me quedé en silencio intentando entender las tres cosas que dijeron, ¿si se refieren a todo en general?

—¿Cómo? ¿Quién le contó?

—No lo sabemos, llegaron de la escuela de frente a sacar los temas, reclamando y pidiendo explicaciones. ¿Sabes con quién han estado? ¿Alisson? ¿Devon?

—No, no lo sé. No los he visto en todo el día.

—¿Habrán sido ellos? —murmura mi padre hacia ella —Lucía, desde ahora no traigas a nadie a casa, está prohibido, ¿entendiste? Y tampoco saldrás sola, si los mellizos necesitan salir, irás con ellos y con Max.

—¿Qué culpa tengo yo que se enteraran de su trabajo?

—Nada, cariño —interviene mamá poniéndose en mí delante —. Es otro tema que aún lo estamos resolviendo. Y no le hagas caso, puedes traer a quien quieras, de preferencia de confianza.

—Iré a ver a Camila —aviso abriendo la puerta. No quería interrogarlos, creo que tuvieron suficiente por hoy —Cam, ¿quieres hablar? —me senté en el reposabrazos del sofá.

—Estoy bien así —levanta su cabeza, elevando las comisuras de sus labios.

Su rostro se veía mucho mejor, más tranquila. Le agradecí a Val con un gesto, y me regresa una pequeña sonrisa. Esta mujer puede tranquilizar a cualquiera. Ya lo ha demostrado en muchas ocasiones.

—¿Quieres hacer algo? ¿Salir?

—¿Me perdí de algo? —la voz gruesa de Fabio resuena en la entrada. Él entendió mi mirada y asintió —¿Quieren ir a la casa de Esteban? Hay comida gratis. Tú no, Valerie, no estás invitada —este le lanza su sudadera blanca —Ponte, hace frío.

—Sé que en el fondo me amas —le saca la lengua, termina de colocarse y vuelve a agacharse donde está mi hermana —Recuerda lo que te dije, ¿sí?

DestinadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora