Lucía
Mi cabeza me daba punzadas inesperadas, Esteban me hablaba, pero yo no podía entenderlo. Ayer ni sé cómo llegué a su habitación. Cuando desperté de mi raro sueño, eran las cuatro de la tarde. No recibí ninguna respuesta, solo órdenes para comer y descansar.
Mi amigo se adelantó para abrirme la puerta del auto de Fabio.
—Gracias — levanté las comisuras de mis labios.
—No hay de qué— sonríe sentándose en el asiento del copiloto.
—Me siento extraño— dice Fabio señalando su polo del instituto — ¿Me parece o el tuyo es diferente? — me mira a través del espejo retrovisor.
Me arrimé hasta en el medio del asiento para que logre verme, alcé un poco mis brazos mostrando mejor el polo negro con mangas largas de color rojo, el borde del cuello también llevaba ese último color llamativo. La diferencia que tengo con ellos, es que sus mangas son cortas.
—El tamaño será —me encogí de hombros —Esteban, ¿Con quién te encontrarás hoy? —pregunté al verlo peinándose con mucho cuidado, hasta se acaba de echar una crema para su cabello.
—¿Su cita será en una clase o qué?
—Nos encontraremos en la hora libre, buen momento para hablar tranquilos —vuelve a sonreír mostrando emoción —Me veré con Esmeralda.
Mi mirada se reencontró con los ojos de Fabio, ni bien escuchamos ese terrible nombre. Tensó su mandíbula, yo sabía lo que él estaba pensando y estoy de acuerdo.
Ninguno dirá nada porque no queremos arruinar su ilusión de Esteban. Esa chica lo invitó a una supuesta cita por algo, está más que claro.
El año pasado tuvimos una pelea con el grupo de idiotas de esa chica, en esa pelea no se encontraba Teb, él se enteró después, y ahora me doy cuenta de que no le ve malicia.
Por culpa de Esmeralda me quedé una semana en detención con Fabio, nos distrajimos con nuestro juego de cartas, pero de todas formas odié estar en un salón siendo observada por dos horas sin descanso.
—Que te vaya muy bien —dije entre dientes.
—Si sus amigos llegan para molestar, nos llamas y vamos a aparecer lo más rápido posible.
—¿Por qué ellos me molestarían? —pregunta con un gesto inocente.
—Precaución, es todo —respondí.
(...)
Vanessa
No tuve tantas ganas de asistir hoy a la escuela. Izzie sale oficialmente con la rubia nueva, siento una mezcla de felicidad y tristeza, pero lo importante es que ella sea feliz ¿No? Lo que más me preocupaba era Sam, se sentía patético y reemplazable, yo no sabía cómo ayudarlo.
En estos momentos tenía ganas de agarrar mis cuadernos y salir de la clase, estoy muy aburrida, no puedo concentrarme, muchas cosas se me vienen a la mente haciendo que me sienta intranquila.
El día estuvo de mi lado y decidió ayudarme, el tiempo pasó rápido y acabó la horrible clase. No esperé más y salí casi huyendo, pero como no todo está a mi favor... Volví a chocar con alguien, alcé más la mirada encontrándome con Fabio, viéndome con molestia y asco. ¿Por qué yo le daría asco?
A su lado estaban sus otros amigos, que se me quedaron mirando sin importancia. Los tres llevaban el buzo del instituto, era primera vez que los veía con una ropa no inusual.
Maldita sea, de esta si no salgo viva.
Observé con discreción a la rubia, se veía bien, bueno, se veía normal, como siempre. Semblante serio, ojos grises revelando ego y rebeldía. No tenía cara de haber recordado nada de nuestra conversación.
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Destinadas
Teen FictionOtra vez recorriendo la ciudad de Ohio, donde vas a conocer personas muy agradables o tal vez, personas que hubieras deseado no conocer. En esta ciudad hay una cierta rubia, Lucía Miller, la más temida de su preparatoria por su fuerte carácter y mol...