7. Es perfecta

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Vanessa

Recién llevo jugando unos 15 minutos y cada vez me siento más cansada, siento que en cualquier momento llegaré a desmayarme. Debo aguantar el primer tiempo.

Sigue...

Izzie deja de correr y le lanza el balón a otra compañera para mirarme, tratando de analizarme.

- ¿Te encuentras bien? - pregunta en un tono suave.

-Sí - respondí tratando de convencerme a mí misma.

-No lo estás, te ves muy pálida.

-¡HEY! ¿Por qué se detienen? - Gritó la entrenadora haciendo que nosotras por inercia corramos a seguir el juego.

Lucía

Abrí muy despacio la puerta del gimnasio donde juegan las chicas del básquet «A veces vengo a escondidas para ver a alguien» pero la chica que venía a ver, parecía que en cualquier momento se iba a desmayar. Andaba con la mirada perdida, sacudía la cabeza muy seguido y era una de las últimas en correr, cuando es común que ella sea una de las primeras.

Porque es la mejor jugadora, claro.

Me sobresalté al escuchar un ruido, indico rápido mi mirada y sí, Vanessa se había caído. Tuve ganas de correr a ella a auxiliarla pero nadie podía saber que me encontraba aquí camuflada con maletas y asientos.

Izzie le sujeta la cintura y con la otra mano la espalda, y la levanta. No me gusta verlas juntas pero no hago nada porque es necesario que la ayude.

No logro escuchar nada de lo hablan con su entrenadora, pero veo que hace señas con sus manos y las otras jugadoras van a descansar, mientras que Izzie lleva con cuidado a Vanessa a los vestidores.

¿Acaso no la pudo ayudar otra?

La entrenadora no había dejado que otra chica más se acercara a Nessa, solo se lo encargó a Izzie.

Minutos después aparece Izzie que va hacia su entrenadora, ellas se quedan hablando otros minutos para que luego la más grande sople el silbato indicando que vuelvan a su entrenamiento.

Es tu momento.

Cuando las chicas van al lado opuesto de la cancha de donde estoy, me levanto y paso de volada a entrar a los vestidores. Ya estando adentro, camino despacio hasta encontrar a una chica sentada en una banca, recostada a la pared y con un algodón con alcohol en las manos.

No sé por qué fui tan estúpida en quedarme parada mirándola. Ella frunció el ceño volteando hacia el lado donde se sentía observada.

- ¿Qué haces acá? - puso su cabeza de lado.

- Quería ver como estabas - respondí acercándome a ella.

- ¿Lucía queriendo saber el bienestar de otros?

-De otros no, solo de mis hermanos, y en esta ocasión... De tí. Pero no me cambies de tema ¿Qué pasó allá afuera?

- ¿Por qué te quedas a escondidas a ver como entrenamos? - atacó.

-Luego respondo, tú respóndeme primero.

-Solo me sentía mal y ya.

-¿Por qué no lo dijiste? Te ahorrabas ese momento de querer abrazar al piso - sonrió soltando una risita.

Ay... Que bonito suena.

-Quería mejorar mi rendimiento.

¿Ya le dio tristeza dejar su capitanía? Sabía que no debía hacerlo.

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