12:30 P.M
Hora exacta donde el restaurante se encontraba listo para recibir a la futura pareja. Esteban se miró por el espejo gigante de la puerta, terminando de arreglarse su camisa negra con mangas cortas.
Ansioso suelta un suspiro, colocándose una rosa roja en el bolsillo derecho de su camisa. Y se gira hacia el lugar observando que todo esté como lo planeó.
Una mesa de dos en el medio, rodeada de pétalos de rosas, entre ellas, también había notas escritas de un sincero "Te quiero". Y no era todo, sobre el mantel crema, hay un anillo de plata que tiene el nombre de Madison grabado.
Se sienta y se para repetidas veces, su corazón latía a toda velocidad, no podía controlarse, la emoción desbordaba en él. Aunque empezaba a preocuparse porque ella ya debía llegar.
—Seguro se atrasó por la reunión —masculla revisando su celular.
Aunque era inútil revisar si llegaba un mensaje de Madison, ella aún no sabía de quién se trataba, y recién hoy se enteraría de que siempre fue Esteban el de las cartas.
Esteban sale un momento del restaurante para fijarse si ella se encontraba cerca, sin embargo, no había rastro de Madison.
Decide caminar un poco llegando al paradero del bus, y por más que pasaron tres carros con el que debía tomar ella, en ninguna apareció.
Eran la 1 de la tarde, Esteban regresa al restaurante con las esperanzas de que se hayan cruzado y ella haya llegado antes. Su desilusión impacta en su rostro viendo que no hay ningún rastro de Madison.
Los trabajadores bien vestidos con traje intercambian miradas sin saber qué hacer. La comida, los postres, y toda su preparación estaba lista para entregar. Dieron vueltas por la cocina decidiendo quién iría a preguntarle al chico preocupado de afuera, si continuarían esperando. El trato era hasta las tres de la tarde, y quedaba una hora más.
La trabajadora más joven, le cae el cargo de acercarse, por perder en un juego de manos con sus compañeros. A empujones fue sacada de la cocina, el ruido hace que Esteban se levante y voltee.
—Joven Esteban... —la trabajadora carraspea su garganta, obligando a sus pies a avanzar —¿Está todo en orden?
—Sí, lo está —él sonríe tan bien que verdad pareciese que sí lo está —¿Podemos esperar un poco más? Les pagaré las horas extras.
—Sí, no hay problema, cualquier cosa nos avisa—farfulla antes de desaparecer.
Él asiente a pesar de que sabe que ya no lo ve. Suspira recargando su cabeza sobre sus brazos, a punto de enloquecer. Como último intento, vuelve a coger el teléfono para llamarla.
Una, dos y tres timbradas. Colgó.
—No puedes hacer esto Madison —susurra enterrando su rostro en sus manos —No has dejado de hablar de la cita en los últimos días, y ahora, no llegaste.
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Destinadas
Teen FictionOtra vez recorriendo la ciudad de Ohio, donde vas a conocer personas muy agradables o tal vez, personas que hubieras deseado no conocer. En esta ciudad hay una cierta rubia, Lucía Miller, la más temida de su preparatoria por su fuerte carácter y mol...