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— Ese también es bonito —hablo señalando a la pantalla del ordenador de la mujer frente a nosotros.

— Has dicho lo mismo de los últimos diez, __________ —sonrío con ilusión, aunque él pareciera cansado por eso.

— No pensaba que elegir un apartamento fuera tan difícil.

Baek y yo estábamos en búsqueda activa de algún apartamento para empezar una vida juntos después de tanto tiempo. Llevábamos dos horas junto a una agente inmobiliaria, mirando toda clase de apartamentos de anuncios para poder concertar alguna cita con el arrendador.

Yo estaba muy ilusionada, pero Baek ya parecía aburrido.

— Estos tres son los que mejor se ajustan a vuestro presupuesto —nos señala tres anuncios distintos en la pantalla.

Ambos habíamos tomado nuestros ahorros, además de contar con mi primer sueldo que recibiría en unas semanas, y ahora éramos capaces de alquilar lago justo en el centro. Ya estaba cansada de seguir viviendo con mi hermana en un suburbio peligroso, ya quería romper la relación con ella y con mi madre.

O acabarían rompiéndome la poca estabilidad mental que tenía a estas alturas.

Aún no le había dicho a mi madre que estaba buscando apartamento, y mucho menos que había encontrado trabajo. Ella llevaba casi tres semanas sin aparecer por casa, y eso significaba que había encontrado un hombre con casa y estaba con él.

Sí, definitivamente no quería estar rodeada de ese ambiente.

— Podéis llevaros las fotos y llamarme cuando os decidáis, os conseguiré una cita con el dueño para ir a verlo —yo asiento con ilusión mientras agarraba las fotos.

— No creo que sea necesario —Baek saca un sobre con dinero que habíamos reunido— Nos quedamos con ese —señala el último que vimos— Aquí tiene la señal y el primer mes de alquiler.

Lo miro con confusión mientras la mujer aceptaba nuestro dinero, y yo aún sostenía las fotos. ¿Así tan rápido? ¿No quería que lo pensáramos? Sabía que él también quería irse, sobretodo porque la mayoría del dinero que conseguía Baek iba para sus padres por obligación, y yo no les agradaba a ninguno de los dos.

No digo nada, simplemente dejo las fotos sobre la mesa mientras esa mujer sacaba unas llaves.

— Aquí tienen las llaves —nos entrega una a cada uno— Avisaré al dueño, pero ya pueden instalarse.

Los dos me miran cuando mi teléfono empieza a sonar. Lo saco de mi bolso para ver un número que no tenía agrandado.

— Perdón... —me levanto para ir hacia otra parte y llevarlo a mi oreja,

Hoy era mi día libre, pero tal vez necesitaban que fuera de urgencia, el doctor Kim ya me avisó de que eso era común que ocurriera.

— ¿Hola? —escucho una respiración al otro lado— ¿Quién habla?

— Jungkook, doctora —habla con una voz gruesa.

Me quedo seria mientras miraba hacia un cuadro de este lugar. ¿Por qué me llamaba ahora este idiota?

— ¿Cómo tienes mi número? —no respondie— La protección de datos existe, ¿sabías?

— Veo que sigues hablándome como si yo te importara una mierda —no digo nada. Eso era exactamente lo que me importaba— ¿Estás enfadada?

¿Por qué me enfadaría con alguien que no me importa? Era un maleducado que negaba tener problemas, y a mí me daba igual.

— ¿Qué quieres? Estoy ocupada —Baek me mira cuando uso el tono más frío que mi voz me permitía usar.

Adicción +18  ©JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora