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Abro los ojos cuando un estruendo suena cerca de mí. Llevo mis manos a ellos para frotarlos y que consiguieran adaptarse a la luz. Elevo mi cuerpo y consigo ver a una mujer joven en uniforme con un par de toallas en sus manos. Ella al verme cambia su expresión a una de preocupación y miedo.

— ¡Disculpe, señorita! —hizo una exagerada reverencia— No debía haberla despertado, lo siento —se acercó mostrando miedo— E-el señor nos dejó bien claro que debíamos dejarla descansar...

¿El señor? ¿Qué señor? Miro a mi alrededor y visualizo todo lo lujoso que adornaba esa habitación. Era cierto, estaba en casa de Jungkook.

— No se preocupe —le di una sonrisa— De todas formas tenía que levantarme para ir a... —miro mi teléfono.

El reloj daban las diez. ¿Qué? ¡Yo comenzaba a trabajar a las ocho! Miro a todos lados con velocidad buscando mi ropa pero no hay ni rastro de ella. Hago el amago de levantarme de la cama pero al ver que no llevaba nada debajo decido seguir bajo las suaves sábanas.

— ¿Busca su ropa? —asentí con prisa— La recogimos para lavarla esta mañana —mi pulso se detiene— El señor mandó a traer esto para usted —ella se acerca con una tela en su mano, la abre y me deja ver un bonito vestido rojizo— ¿Necesita ayuda para vestirse?

— ¡Oh, no! Puedo yo sola, gracias —ella sonríe y se marcha de la habitación— Mierda —me levanto a toda velocidad.

Coloco las medias negras que había junto al vestido con prisa y rapidez. Me reincorporo deshaciéndome de la camiseta de Jungkook, ¿Y mi sostén? ¿También se lo llevaron? No tenía tiempo para preocuparme. Paso mis piernas por el vestido y lo subo hasta mis hombros. Dejaba casi toda mi espalda al descubierto mientras la parte delantera y las mangas estaban enteras tapadas. Tomo mi teléfono junto a mi bolso, chaqueta y zapatos y salgo de la habitación. ¿Cómo no me había despertado mi alarma? La tenía programada para que sonara todos los días. Desbloqueo la pantalla mientras bajo el último escalón y veo que había sido anulada. Dejo mis tacones sobre el suelo y me coloco mi chaqueta aunque no hiciera frío. Varias personas del servicio pasan por mi lado sin perderse el espectáculo de una chica patosa subiéndose a unos tacones para echar a correr hacia la única habitación que conocía, el despacho de Jungkook. Veo la puerta entreabierta por lo que tomo el pomo. Me detengo al escuchar la voz de Baek, por lo que decido mirar a través del pequeño hueco que dejaba la puerta.

— No me sorprendió que me llamaran para verte —dijo Baek con tono irónico— Cuando me rechazó supe que vendría llorando a contártelo.

Un perfecto Jungkook miraba por la ventana mientras sostenía una taza del mismo azul que su chaleco. Mierda, ¿Por qué tenía que estar tan bien con esos chalecos caros? Jungkook se gira y deja taza sobre la mesa, para después apoyar ambos puños a sus lados e inclinarse hacia Baek de forma amenazante.

— Voy a ser bien claro contigo, imbécil...—Baek se inclinó hacia atrás— Tú no vas a denunciar a nadie, ni mucho menos a pedir dinero por un contrato que ni tú cumples.

— ¿Q-Qué? Yo sí que...

Jungkook le lanza un papel. Baek lo toma y visualizo como sus manos comienzan a temblar.

— Te despidieron de tu trabajo no hace mucho —habló con tono frío— Y tus padres te echaron de casa —sonrió de forma malvada haciendo que un escalofrío me recorriera— Aún no has podido pagar tu puto alquiler este mes... ¿Qué es lo que pretendes?

— Y-Yo... —las palabras se atoraban en su garganta.

— No vas a ver ni un mísero won —sentenció Jungkook.

— ¿No? Eso lo decidirá un juez —Jungkook sonrió.

— Exactamente... Y alomejor te gustaría saber que tengo al mejor bufete de abogados de Seúl rastreando todas y cada una de las acciones de toda tu familia —se tensó— Es cuestión de tiempo que encuentren algún fraude... y si no lo hay, me lo invento —caminó de nuevo hacia la ventana.

Adicción +18  ©JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora