040

5.1K 379 41
                                    

NARRA JUNGKOOK
— Así que tras una larga conversación, aceptó —miro por la ventana como el coche se adentraba a mi casa— ¿Me estás escuchando, Jungkook? —giro mi rostro hacia Taehyung— ¿Qué te ocurre? Parece como si fueras un zombie.

— Esto me pasa —le muestro el anillo de _______. Él lo toma.

— ¿Por qué tienes su anillo?

— Me lo ha devuelto —Taehyung abre sus ojos con pánico.

— ¿T-te ha dejado? —niego.

— Me ha dicho que se lo devuelva cuando nos vayamos a casar — suspiré— Tuve que decirle que la boda no era un tema prioritario para no tener que contarle lo de mi padre...

— No se que es peor —salimos del vehículo— Ella solo quiere saber que ocurre.

— Pero yo no quiero que se preocupe por algo que voy a arreglar, aunque tarde años en hacerlo.

— Entonces tendrás que esperar años hasta casarte.

Ambos nos giramos cuando vemos a Hui bajar las escaleras de mi casa. Se acerca con sus brazos cruzados. Me da una mirada enfadada.

— Parece ser que te gusta hacer las cosas mal, Jungkook —me dice con tono enfadado— Lleva preocupada por ti semanas, imbécil —suspiro— No se que es lo que ocultas, pero ¿Tanto te cuesta comentárselo?

— No es tan fácil como crees.

— ¿Sabes lo que si es fácil? Dejarte —frunzo mis cejas— Si yo fuera ella me hubiera ido ya, pero como se que _________ no lo va a hacer solo puedo decirte que le des su lugar, es tu futura esposa, joder, no es una desconocida —miró a su esposo— Vámonos, tenemos que hacer un hijo —va hacia su coche.

— Cuéntaselo, no seas tonto —dijo antes de ir tras ella.

Su coche desaparece por la puerta y yo entro a la casa. Voy directamente hacia el pasillo para ir hacia mi despacho. Busco una cajetilla de tabaco por todos los bolsillos de mi traje pero me detengo al oír ruido en la habitación de enfrente. Observo a ________ ordenar unas tazas de té que seguramente había tomado con Hui.

Esta mañana cuando desperté ella no estaba. Junto a su anillo había dejado las tarjetas, y al parecer hoy no había usado nada de ropa de la que le había comprado cuando llegó a la casa. Sabía que estaba enfadada, pero no podíamos casarnos ahora. Si lo hacía toda la cadena pasaría a mi patrimonio y la lucha con mi padre empezaría; aún tenía que crear mi estrategia y debía buscar apoyo en las clases altas.

Vuelvo en mí cuando gira su rostro hacia la puerta para mirarme. Su rostro no deja ver ni una expresión. Tras unos segundos comienza a caminar hacia mí. Me puse nervioso, ¿Vendría a darme un beso como siempre hacíamos cuando nos veíamos después del trabajo? Lo estaba deseando, pero nunca llegó. Ella toma la puerta y la cierra en mi cara dejándome allí estático. Me había golpeado con la dura indiferencia y me había dolido.

Entro en mi despacho sin cerrar la puerta. Deshago mi corbata y la dejo sobre uno de los sillones. Escucho unos pasos adentrarse a la habitación pero no giro a mirar de quien se trataba.

— He estado recopilando datos —Doyun toma asiento a la misma vez que yo— Según el último mes, las personas que se hospedaron en el hotel sin conocer a tu padre oscilaron por el 70% —suelto una risa irónica— Tan solo un 30% son clientes que vienen por él... —cierra el portátil— Podrías casarte y heredar, así _______ no estaría enfadada.

— No es heredar lo que quiero, Doyun —él frunce sus cejas— Quiero ver como el nuevo negocio de mi padre se hunde y venga suplicando por unos billetes.

Adicción +18  ©JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora