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Entro a la dirección en la que me habían citado. Un edificio marrón y bien cuidado. Hacía ya una semana que me robaron y no me dejaban volver a mi casa. Había hecho buenas migas con Hui y YoungJae, me sentía parte de su casa pero no podía estar siempre con ellos. Además, hoy tenía que presentarme a la citación que me había mandado Baek. Tendría que verle para que me diera una explicación de por qué me había mandado aquella carta. Doy dos golpes en la puerta y me adentro colocando la camiseta rosada que me había prestado Hui.

Ella había elegido mi conjunto. Una camiseta de mangas largas y hombros al descubierto que se escotaba demasiado, además de que se pegaba en exceso. Abajo un pantalón de cuero negro que se hacía ancho al final de la pierna, mientras que se ajustaba al trasero. Su idea era la de hipnotizar al que un día fue mi novio, así quitaría la denuncia y podría respirar por unos días. Era absurdamente fiable.

Entro a aquella habitación con una mesa larga repleta de sillas. Baek está sentado junto a un hombre, quien me dio una sonrisa mientras se levantaba para estrechar mi mano.

— Bienvenida, señorita Kyun —tomé asiento frente a Baek y junto a él— Ya que está aquí comenzaré por explicarle la situación —miré a Baek quien me miraba con una mueca de odio mientras tenía una herida que se curaba en su nariz— Según el señor aquí a mi lado ustedes firmaron un contrato en el que se comprometían a pagar una cantidad al mes... y solo él lo está cumpliendo.

— Disculpe —le corté— Yo no vivo en esa casa, ¿Cómo quiere que pague?

— No vive en la casa, pero si tiene pertenencias ocupándola, lo que la obliga a pagar su parte —sacó el contrato que firmé con Baek— Sino le paga a mi cliente la suma de 8.163.780 wones en un periodo de 24 horas nos veremos obligados a tramitar la denuncia —iba a morir— Y su valor se multiplicará debido a que la herida que tiene en la cara... —le miré— También fue por su culpa.

Aprieto mis labios conteniendo las ganas de gritarle a Baek. El abogado se levanta y yo hago lo mismo. Baek se queda en su lugar.

— Les dejaré unos minutos para que hablen y lleguen a un trato —se fue de la habitación.

— Has perdido peso... —me giré a mirarle. Mis cejas se unieron— Pero sigues estando igual de linda que siempre —miraba mi cuerpo.

Sentí repugnancia pero agradecí la ayuda de Hui en este momento.

— ¿Por qué me denuncias? —le pregunté con un tono distante— Tendría que haberlo hecho yo por haberte acostado con mi hermana.

— Ya te lo dije, _______, fui a hablar con ella antes de nuestra cena para que me dijera si alguna vez te había visto con el imbécil que me golpeó —crucé mis brazos— Me ofreció consuelo y... un porro... ¡Era la primera vez que me drogaba, no sabía lo que hacía!

— ¡Entré en la habitación y me visteis! —elevé mi voz— ¡No parasteis cuando me fui! ¿Acaso sabes como me sentí? —mis ojos se cristalizaron— ¡Yo nunca te engañé!

— Por eso quiero llegar a un trato contigo —pestañeé para que las lágrimas se fueran— Quiero volver a tener los proyectos de vida que teníamos juntos.

— Como si fuera tan fácil —hable con ironía— ¡No te he perdonado!

— Mira, _______ —se inclinó hacia delante. Su tono era frío— Te amo más que a nada en este mundo —mi corazón se estrujó— Hemos estado juntos durante cinco años, y no voy a permitir que nada nos separe, ¿Me entiendes? —de pronto sentí miedo— Me importa una mierda si me perdonas o no, pero sino quieres que te denuncie vas a volver a casa y vamos a seguir con nuestra vida como si nada hubiera pasado.

Adicción +18  ©JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora