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NARRA JUNGKOOK
La puerta del ascensor se abre y camino lentamente por el pasillo sin dejar de leer los documentos que Doyun había conseguido del nuevo negocio de mi padre. No entendía absolutamente nada, ¿Crearía un nuevo negocio de la nada cuando los hoteles estaban en su mejor momento? Había algo que se me estaba escapando.

Le doy una mirada a la secretaria cuando hace una reverencia hacia mí y luego hacia mi frente. Mis ojos chocan con Namjoon, quien también parecía ir ocupado leyendo otros documentos. Definitivamente parecíamos adultos sin vida. Aún recordaba cuando en la secundaria soñábamos un día ser dueños de grandes negocios. Él eleva su rostro y me da una sonrisa sin mostrar sus dientes.

— ¿Ya acabaste con la reunión? —asiento bajando los documentos.

— He vendido la empresa al triple —Namjoon sonrió mientras negaba con su cabeza.

Yo llevé mis ojos hacia el despacho que una vez le perteneció a su padre y que ahora llevaba el nombre de Kyun _________ en la placa de la puerta. Estaba deseando que colocaran Jeon en su puerta. Namjoon lleva sus ojos hacia allí.

— Si buscas a la casi señora Jeon... —le miro— Debo informarte de que no está en este momento.

— ¿A dónde ha ido?

— Tenía que entrevistar a varios doctores para la renovación del gabinete —caminé junto a Namjoon hacia su despacho— El año pasado se jubilaron más de veinte doctores, necesitamos caras nuevas —llena mi vaso con licor— Está haciéndolo bien.

Bebo casi todo el contenido del vaso y tomo asiento en una de las sillas tras la mesa de su despacho. Namjoon me imita y me mira. Él me conocía demasiado bien como para no percatarse de que había algo que rondaba mi cabeza.

— El negocio de mi padre —él asiente— Tengo un mal presentimiento, Namjoon.

— ¿Sabes ya de que se trata? —niego— Pues habla con él. Eres socio y heredero de los hoteles Sapphire, además de tener una de las galerías de arte más visitadas de los Estados Unidos... deberías saber que se trae entre manos tu padre.

— No me preocupa que mi padre no me incluya en un nuevo negocio —me levanto para dirigirme hacia la vitrina de bebidas— Me preocupa con quien pueda llegar a crearlo.

— ¿El padre de Hana? —asiento— Está entre los más ricos de Corea, no creo que sea una mala...

— Cuando me iba a casar con su hija era normal que hablaran el crear un nuevo negocio, ¿Pero ahora? No tiene ningún sentido porque ni siquiera eran amigos antes de eso, hay algo más.

— Háblalo con él —sentenció llevando su vaso a su boca.

— Sí... mientras antes sepa que ocurre mejor —voy hacia la puerta— ¿Nos vemos luego?

— Si encuentras un rato para mí... —sonrío abriendo la puerta— Llámame cuando sepas algo.

Asiento y salgo del despacho cerrando la puerta. Me giro hacia el pasillo y visualizo a _________ abrir la puerta de su despacho para invitar a entrar a un hombre. Ella le hablaba con una sonrisa. Mierda, ese vestido negro le sentaba demasiado bien, y no ayudaba que dejara su espalda al descubierto. Ella cierra la puerta sin fijarse en mi presencia. Frunzo mis cejas. Estaba claro que no había obviado el dato de que ese hombre se veía joven. Me acerco a la puerta y acerco mi oído a la madera recibiendo una mirada confusa de la secretaria. Vuelvo a escuchar su risa y sin pensarlo, como un impulso, tomo el pomo de la puerta y la abro sin ni siquiera pedir permiso.

Dos pares de ojos se clavan en mí. Por un momento siento los nervios recorrerme de pies a cabeza. Me había dejado llevar por un impulso de celos. __________ dejaba un documento frente a él sin dejar de mirarme con confusión. Ella no sabía que yo estaría aquí, supuestamente después de la reunión tendría que volar a Busan por asuntos de trabajo, pero aquel empresario tailandés tuvo que anular nuestra cita debido a problemas meteorológicos que no le dejaron salir del aeropuerto.

Adicción +18  ©JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora