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Sorbo del vaso con medicina que Chae había preparado. Namjoon le había concedido un permiso para alejarse del hospital y que pudiera estar conmigo para vigilarme. Ella escribía en un cuaderno y miraba mis constantes de vez en cuando.

Jungkook se había marchado muy temprano. No sabía a dónde había ido, no fui capaz de incorporarme para hablarle.

— Chae... —ella eleva su cabeza con preocupación hacia mi voz débil.

— No hace falta que hables, ________ —me quita el vaso con cuidado para dejarlo sobre la mesa— Solo descansa y mira el televisor.

Llevo mis ojos a la pantalla. Todo el mundo insistía en que descansara pero aunque estaba todo el día en la cama no era capaz de sentirme bien.

— Me estoy muriendo, ¿Cierto? —ella vuelve a mirarme. No dice nada, solo se mantiene en su asiento mirando hacia su cuaderno— Me gustaría que fueras sincera conmigo, Chae...

Ella aprieta el agarre en su cuaderno antes de dejarlo sobre sus piernas. Estira su mano hacia la mía y la toma dejándome ver unos ojos cristalizados.

— El doctor te ha desahuciado, ________... —miro al frente— Tal vez puedas vivir dos meses más si seguimos forzándolo pero... —se separó para limpiar sus lágrimas— Lo siento.

— ¿Tan mal estoy?

— En el momento en el que uno de tus órganos comience a fallar, los demás le seguirán y bueno... podrías morir si tu corazón decide hacerlo también.

Aprieto mis labios. Aunque sentía una profunda tristeza era imposible que llorara. No tenía suficiente líquido en mi cuerpo como para derramar una sola lágrima. Ahora soy yo la que lleva mi mano a la suya. Era cierto, el color de mi piel se veía horrible al lado de la de ella.

— Gracias por cuidarme, Chae —ella sonríe con tristeza— Y gracias por hacer feliz a Namjoon.

Ella me da una mirada triste y se levanta para abrazarme mientras la escuchaba sollozar en mi hombro.

Si era cierto que podía morir en cualquier momento quería poder despedirme de todos. Iba a ser muy difícil pero quería que estuvieran tranquilos al saber que no dejé nada pendiente. Ella se separa y limpia su rostro con ira. Ambas giramos nuestro rostro hacia la puerta al escuchar los pasos de Jungkook. Él se detiene ahí y nos da una mirada confusa.

— Y-yo creo que iré a la cafetería a por algo de comer... —dice Chae pasando por su lado.

Jungkook camina hacia mí sosteniendo una bonita bolsa color rosa pálido. Toma asiento en la silla en la que estaba Chae y me da una sonrisa sacando una caja de su interior. Me la tiende y yo la abro con dificultad para ver una cadena de plata con un pequeño corazón de rubí colgando. Le doy la mejor sonrisa que podía gesticular y él lo toma para dejarlo en mi cuello. Toma mi mano y visualizo la pulsera que le regalé a su madre, aún la llevaba y nunca le había visto quitársela.

— Gracias —él me sonríe tristemente— E-es precioso.

— Teniendo el colgante podrás notar que mi corazón siempre estará contigo... —sus ojos se cristalizan pero no permite que las lágrimas salgan— Por muy lejos que estemos el uno del otro —llevo mi mano a su mejilla y la acaricio haciendo que él cerrara sus ojos y dejara su mano sobre la mía.

— Gracias, Jungkook —abrió sus ojos— Por todo —sonreí como pude— L-la primera vez que te vi entrar a esa consulta... supe que pondrías todo mi mundo patas arriba —él sonrió— Pero nunca esperé que fuera de la manera más linda posible.

Él tomó mi mano y la separó de su rostro. Repasó con sus ojos todo; desde la máquina con mis constantes, hasta la vía que se clavaba en mi brazo. Sentía un nudo en mi garganta por tantas cosas que quería decirle. Darle las gracias no era suficiente. Cada sentimiento y cada beso había sido un regalo y yo podía irme en cualquier momento... no podía dejarle solo.

Adicción +18  ©JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora