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Termino de colocar mis aretes dorados y salgo del cuarto de baño. La habitación estaba oscura casi en su totalidad pero era capaz de ver todo lo que había. Llevo mis ojos hacia la cama para ver a Jungkook dormir bocabajo mostrándome toda su descubierta y musculosa espalda y una de sus piernas. Sonrío y me acerco a él.

— Jungkook, me voy a trabajar —él se mueve por las caricias que dejaba en su espalda— Recuerda que hoy almorzaré en una reunión de trabajo con Namjoon y el resto de directores de los hospitales.

Él se gira sobre la cama sin abrir sus ojos en su totalidad. Se eleva para quedar sentado y pasa sus manos por su rostro mientras yo sonreía viendo su pelo despeinado.

— ¿Entonces no te veré hasta la noche? —asiento hacia su voz ronca. Él fingió sollozar y me obligó a abrazarle— Dile a Namjoon que voy a hacerle pagar muy caro que me separe de ti un día entero —sonrío despegándome de él.

— Nos vemos luego —me levanto siendo observada por él.

— ¿No te gustaría aprovechar? —me giro para verle apoyado en el cabecero mientras sus brazos estaban tras su cabeza tensando sus músculos. Le doy una mirada confusa y él mira hacia abajo. Sigo sus ojos hasta dar con las sábanas que cubrían su cuerpo— Estoy desnudo.

— Y yo vestida —lo confronté— Si me quedara llagaría tarde.

— Vamos... eres la directora, no importa si llegas un día tarde... —sonríe— Y siempre puedo quitarte ese vestido rosa que se te pega por la parte que más me gusta apretar —habló casi en un susurro mientras repasaba mi cuerpo con sus ojos. Bajo la mirada a mi pecho cuando él se mantiene ahí.

Muerdo mi labio llevando mi mirada de nuevo hacia aquella maldita sábana. Me parecía tan tentador después de estar una semana sin casi hablarnos. Estaba claro que anoche no se pudo quedar quieto, sobretodo después de decir aquellas cosas lindas, pero ahora era imposible. Veo como comienza a moverse para levantarse. Mi cuerpo entra en estado de tensión y rápidamente voy hacia la puerta para salir al pasillo y cerrarla. Voy todo lo rápido que mis tacones me permiten ir hasta llegar a la planta de abajo.

— Buenos días —saludo a Doyun y a mi secretaria. Ellos, que parecían hablar en mitad del pasillo, se giran hacia mí y ambos hacen una reverencia— Está despierto —Doyun sonríe— No creo que se queje hoy.

Jungkook era lo más parecido a un niño pequeño que no quería ir a clase que había visto en mi vida. Incluso cuando dormía hasta el medio día podía levantarse quejándose de que no quería hacerlo.

Doyun sonríe antes de acercarse a las escaleras y comenzar a subir hacia la habitación.

— ¿Desayuna aquí o en el trabajo? —pregunta mi secretaria.

— En el trabajo, hoy tengo que acabar rápido para el almuerzo —ella asiente mientras caminábamos hacia el exterior.

— Anoche llamaron del hospital —la miro cuando el vehículo se pone en marcha— El tratamiento está yendo muy bien y creen que su hermana podría despertar en poco tiempo... —aprieto mis labios volviendo a mirar al frente— También, volvió a recibir dos llamadas de la cárcel.

— ¿De nuevo mi madre? —ella asiente.

En esta última semana mi madre había movido cielo y tierra para contactar conmigo. La primera vez que vi ese número largo lo tomé y al escuchar su voz casi muero de un infarto. Lloraba y me rogaba que le pagara la fianza para poder salir de allí. Obviamente me negué, y después colgué ignorando el resto de veces que me llamaba. Se merecía estar ahí; no porque me hubiera robado, entendía que por la necesidad de pagar lo hubiera hecho, pero no podía perdonar que intentara venderme a la trata de blancas japonesa. Haría lo que fuera para que mi hermana estuviera sana, pero cuando despertara dejaría de costear su tratamiento y me olvidaría de ella.

Adicción +18  ©JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora