26-ROSALÍA (V)

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Vaya semanita había pasado.

La gente seguía teniéndome a mí y mi relación con Bruno en el punto de mira. Cuando aparecía delante de cualquier persona, me miraban de reojo, diciendo "ahí está la que se lía con un mayor". Mucha gente de clase, que se consideraba amiga mía, me cuestionaba si debía seguir con él, y no me intentaban escuchar cuando les quería decir que era un simple amigo. Todos trataban de culpabilizarme de algo que ni tan siquiera estaba sucediendo, haciéndome ver, o bien como una puta, o bien como una niña demasiado inocente que estaba cayendo en las garras de una persona mayor.

Después de ver en mis narices cómo Manuel nos sacaba fotos a escondidas, mi tensión fue tal que dejé de lado a Bruno y me fui llorando a casa. De ese modo, también ignoré un evento que llevaba semanas esperando y el cual había conseguido acordar después de que los exámenes me quitaran la vida de forma apoteósica. Ese evento era mi cita con Levi.

Recuerdo cómo esa misma noche recibí sus mensajes, mandándome audios y preguntándome dónde estaba, diciéndome también que me estaba esperando frente a la plaza Irmáns García Naveira de Betanzos. No miré sus mensajes hasta una hora después de recibirlos. Había estado encerrada en la habitación, consumiéndome entre lágrimas, tirada en la cama, sin tocar el móvil, sin querer saber de nada ni de nadie. Ni siquiera del mismo Bruno, el cual me había estado pidiendo repetidas veces que volviera, que iba a tratar de ayudarme...

Más era momento de arreglar todo eso.

Era 4 de Diciembre y yo acababa de salir de surf. Bruno había decidido llevarme hasta Betanzos a darle a Levi una sorpresa y procurar hablar con él y pedirle perdón. Increíble que estuviera a punto de perder al primer tío al que le atraigo sólo por una condenada humillación y unas fotos que me jodieron una noche entera. Más esta era mi oportunidad para rehacer las piezas que quedaron esparcidas por el suelo.

Ir con él no era tan cómodo como resultaba ser antes. Nuestra relación se había enfriado en una semana debido al plantón que le di. No hablábamos por WhatsApp con tanta frecuencia, pues él me había pedido unas explicaciones que yo no le otorgué, y había entendido a medias que el motivo por el cual lloraba era mi humillación por mi instituto y por mi propio pueblo. Lo que en cierto modo parecía haberle enfadado no era tanto el hecho de haberle dejado tirado; si no que no le hubiera contado nada y que le hubiese hecho creer que no confiaba en él. Lo jodido es que confiaba en él... Pero tenía miedo.

Miedo de meterle en una situación descabellada de la que él no tenía ninguna culpa.

Llegamos a la biblioteca de Betanzos a eso de las doce y media. El viaje se me había hecho eterno. Bruno y yo nos habíamos compartido alrededor de seis frases en todo el trayecto de media hora, y eso había hecho todo más monótono.

-Bueno...-Suspiró, sujetando el volante y con una expresión de seriedad que le traspasaba de forma crítica-Aquí estamos.

Asentí con la cabeza mientras no quitaba mi vista de la ventana. Me desabroché y lo miré, con preocupación en mis ojos.

-¿Qué pasa si Levi no quiere volver a hablarme?-Pregunté, con un tono de preocupación también.

Él apretó el volante y se mordió el labio, mirando a los alrededores del coche antes de emitir un sólo sonido. Luego, suspiró.

-Si yo puedo entenderlo, él también.

Sentí un alivio instantáneo al oír esas palabras salir de su boca. Durante una semana entera, había creído que él no me entendía. Había llegado a pasar una hora encerrada en la habitación, llorando, consumiéndome por una ráfaga de culpabilidad y preguntándome con constancia si Bruno volvería a hablarme. Nuestra relación no había vuelto a ser la misma, y todo aquello hacía posible que yo me preocupara solemnemente por cómo él me pudiera mirar ahora. Más fue en ese momento cuando comencé a cuestionarme de verdad si la que se había estado alejando de él por miedo a lo que pudiera pasar... Era yo.

Los Colores de Las OlasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora