Cada vez queda menos para terminar :,) ¡Ni más ni menos que ocho capítulos!
***
Camila llegó de sus clases de surf a eso de las doce y media. Entró en la habitación abriendo con velocidad la puerta y echándose rápido en mi cama, donde yo estaba apoyado, para darme un abrazo, pero apartando sus piernas para que no perjudicaran la debilidad de las mías. Acaricié su mojado cabello cuando la tuve encima mía.
-Cariño, casi me revientas el pecho-Dije, entre risas
-Perdón, me he emocionado de sólo verte-Me dijo ella, subiendo la cabeza de mi pecho y haciendo que nuestras miradas se cruzaran-Quiero asegurarme de que estés bien y hayas pasado una buena noche, cari.
-Sí, no te preocupes, estoy perfectamente-Me froté los ojos, y devolví mis manos a su espalda-Hace poco que me desperté. Sí que es cierto que esta noche las piernas me han dolido bastante, pero parece que ahora el dolor se ha calmado un poco.
Ella sonrió, con una mirada de orgullo, y me abrazó por el cuello. Olía a salitre, algas, y neopreno. Noté de nuevo las ganas de volver a estar bien para poder surfear. Sentir el agua del mar darme con fuerza cada vez que agarraba una ola o volvía de vuelta al pico, perseguir con constancia a Eva para que me empujase porque yo no me veía con equilibrio para coger la tabla yo solo, o las constantes prácticas para ponerse en pie correctamente, pues todavía no lo sabía hacer. Y al salir, los mejores momentos... Las bromas con las chicas y con Bruno, aunque las tablas fueran más pesadas que a la ida por la pesadez del agua. Los momentos de relax en los vestuarios. Y reír con Camila, sentir que éramos ella y yo contra el mundo. Aunque empezáramos con mal pie... Siempre iba a recordar todo buen momento a su lado, en surf, con mucho cariño. Si no fuera por esta decisión precipitada de surfear, jamás la hubiera conocido, y no estaría abrazándola con fuerza y oliendo su increíble olor corporal a clavel que tanto me gustaba. Y no me arrepentía de nada.
Oí a Gema y a Antía aparecer poco tiempo después. La puerta de mi habitación estaba abierta, y estaban frente a la de la casa, con lo cual pude avistar la sonrisa de Antía cuando nos vio a mí y a Cami pegados el uno al otro en mi cama.
-¿Viniste a sanarle las heridas al enfermito, Camila?-Dijo ella, entre risas. Luego, se acercó algo a mi habitación y se puso frente a la cama-¿Cómo te encuentras?
-Me han dolido algo las piernas, pero creo que me encuentro algo mejor ahora-Dije, soltando un suspiro previo.
-¡Te echamos de menos en la tabla!-Chilló Gema, desde atrás, haciendo pucheros.
-Lo cual es cierto-Añadió mi novia, entre risas-Hoy estábamos volviendo para la escuela, y no sé qué comentario hizo Bruno, que Antía dijo "Me suena a algo que diría Néstor"
Todos comenzamos a reír, yo incluido. Me hubiera gustado saber qué dijo Bruno. Al fin y al cabo, Antía me conoce mejor que nadie.
-Me vas a matar, Camila, pero yo tampoco me acuerdo-Dijo mi amiga, riendo.
Cami se encogió de hombros. Yo la apreté algo más hacia mí, y aproveché para coger la sábana suelta y taparla con ella, pues supe, cuando la vi tiritar, que se estaba helando de frío. Después de las risas, Antía nos guiñó el ojo y dijo:
-Bueno, os dejamos solos. No os paséis haciendo cosas indecentes, ¿eh?
Camila y yo sonreímos. Yo sacudí la cabeza, mientras le mostraba no verbalmente que no tendría nada de lo que preocuparse. Ella cerró la puerta y se marchó.
Ese día era 9 de Abril. Era el sábado previo a Semana Santa, y mis amigas se marcharían a sus casas esa misma tarde, después de la clase. Andrés ya se había marchado un día antes a Pontevedra, y el piso se vaciaba poco a poco. Yo me hubiera quedado toda la semana santa con Camila, si hiciese falta, pero me era imposible.
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Los Colores de Las Olas
Teen FictionSeis personajes. Seis frustraciones. Tres historias. Camila, Rosalía, Paloma, Néstor, Bruno y Nicolás tienen vidas muy diferentes. Sufren cosas muy distintas, desde la pérdida hasta la acentuación de sus inseguridades, pasando por el maltrato en el...