-¿Qué cojones me estás contando, tío, que Camila y Néstor han cortado?
Félix me observaba con las cejas arqueadas y una expresión de felicidad muy insana. Cuando oyó lo que le conté detuvo nuestro partido de tenis en seco.
Era 19 de Abril. La semana santa había terminado. Levi estuvo de cumpleaños el Jueves Santo, pero, debido a un viaje que hice con mis padres a Valencia, yo no pude asistir. Así que decidí invitarle a comer al Domino's. Antes de ir, tras haber terminado la clase, tomamos la decisión de ir a jugar a la pista de tenis de Elviña con Félix.
-Sí, han roto-Le dije, sin eliminar la vista de mi pelota y antes de mandarla-Pero haz el favor de ir con pies de plomo, Félix. Néstor está muy triste, y no me gustaría que tratases de meter las narices en ella, que posiblemente esté peor.
-Pero Camila me gusta. ¿A quién le importa el soso ese?-Me mandó la pelota de vuelta-No me gusta nada para ella.
-Es mi amigo, y te puedo dar por seguro que es una gran persona. No hables así de él-Objeté.
Félix, en su lugar, hizo una mueca de indiferencia y siguió tirándome la pelota. El resto del partido lo hicimos en total silencio, con Levi gritando nuestros puntos desde el banquillo. Él no sabía jugar al tenis, lo que hizo que se negara a jugar y se limitase simplemente a mirarnos a nosotros y contar nuestros puntos. Intenté animarle, pero fue un trabajo difícil, por no decir imposible.
Tras haber terminado nuestro primer partido, éste se levantó del banquillo y dijo:
-"Quince catorce"
-¡Ja!-Félix tiró la raqueta entusiasmado y me miró, risueño, mientras hacía un ridículo baile del Fortnite-¡Te he vuelto a ganar en el último minuto, bro! ¡Si es que por mucho que lo intentes no vas a poder conmigo, vete asumiéndolo ya, payaso!
Giré los ojos, y me puse las manos en la cintura. Después del descontrol de risas que mi amigo siempre intentaba proporcionarme, éste se dirigió a Levi y, apuntando sus pupilas en él, dijo:
-Bueno, yo debería descansar un poco-Señaló a la cancha y le proporcionó una sonrisa a mi otro amigo-¿Me cubres, chaval?
-Uy, no, no-Levi sacudió la cabeza, dejando sus rizos moverse con descontrol-No se me da nada bien el tenis, de hecho, me parece que nunca he jugado.
-¡Venga ya!-Mi amigo rió, y puso los ojos en blanco-Si nunca has jugado, ¿cómo vas a conseguir que se te de bien? Nadie nace sabiendo, bro.
Levi dudó de las palabras de Félix por unos segundos. Sin girar la cara, alzó la vista hacia mí y me dedicó una mirada de cachorrito, mientras yo trataba de mantenerme externo a este dilema, pues nada tenía que ver conmigo la decisión que mi amigo quisiera tomar. Así que, para demostrarlo, me alejé un paso de la mesa de tenis y dejé caer la raqueta a la misma. Levi apartó la vista de Félix y se encogió de hombros, mientras parecía disminuir su aparentemente permanente negligencia.
-Venga, por intentarlo, que no quede.
Félix sonrió y le chocó la mano. Cuando mi joven amigo universitario se dirigía hacia su lado de la mesa, jamás pude sospechar que mi otro amigo se intentaría acercar a mí por motivos que, para mi gusto, eran inimaginables en un primer minuto. Se puso las manos en los bolsillos de sus shorts, me dedicó una mirada de soslayo y dijo:
-Bruno, ya sabes lo que tienes que hacer ahora que tenéis un rato solos.
Hice un gesto alzando mi cabeza hacia delante, intentando pedirle que se explicara. Tan pronto lo vi arquear las cejas y sonreír, no tardé en darme cuenta de lo que estaba hablando.
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Los Colores de Las Olas
Teen FictionSeis personajes. Seis frustraciones. Tres historias. Camila, Rosalía, Paloma, Néstor, Bruno y Nicolás tienen vidas muy diferentes. Sufren cosas muy distintas, desde la pérdida hasta la acentuación de sus inseguridades, pasando por el maltrato en el...