-Espero que este autobús tenga aire acondicionado-Se quejaba Néstor-No sé por qué hace calor en pleno Enero, y encima de éste que te engaña y hace que te acatarres.
3 de Enero. Casi las tres de la tarde. Estábamos en el autobús en dirección a Ponteceso.
Bruno nos había invitado a los de surf a su cumpleaños. No obstante, sólo acudimos Néstor y yo. Antía y Gema estaban en Allariz y Ordes, respectivamente, y no querían venir desde tan lejos para ir hasta un cumpleaños de alguien con quien ellas no consideraban llevarse tanto. Néstor también vive lejos, sí. Más él era mucho más amigo de Bruno de lo que sus compañeras de piso lo eran, además de que no celebraba reyes con su familia y, tras año nuevo, le iba tocando el momento de regresar. Por lo tanto, hizo el sacrificio de venir desde Petín hasta A Coruña para ir al cumpleaños de su amigo y, después, quedarse ya en Coruña. Yo vine por el mismo primer motivo de Néstor y porque... Bueno, evidentemente, porque me gustan las fiestas.
Con nosotros, habían acudido Rosalía, la que creo que es la mejor amiga de Bruno y la cual es bastante jovencita para mi gusto (tendrá alrededor de diecisiete años) y su compañero de la Universidad, Levi, que también era muy joven. Estuvimos hablando bastante con ellos mientras esperábamos a que el autobús apareciera, así como procurando conocerlos a fondo. Sabíamos que Rosalía quería ser estudiante de INEF, al igual que Bruno, y que Levi deseaba conseguir saber cómo descubrió Isaac Newton la ley de la gravedad. Se podría decir que teníamos conversaciones caóticas, pero bastante entretenidas. Perfecto para conocerlos y pasar el tiempo, a pesar de nuestra diferencia de edad.
-Sabes que puedes encenderlo, ¿no?-Le dijo Rosalía a Néstor, arqueando una ceja-Tienes ahí arriba los botoncitos.
-Rosalía, no soy tonto. Sólo quiero asegurarme de que tengan buen funcionamiento.
-Qué poca credibilidad le tienes a un autobús...-Se reía ésta, mirando de reojo a la ventana
-Bueno, hay que saber ponerlos-Le aclaró Levi, tratando de mover las pestañas de los ventiladores-A veces es necesario ajustarlos a la medida correcta.
-No es tan difícil-Protesté, y me acerqué al ventilador de Néstor, poniéndolos correctamente-Ala, ya está. Ya no tendrás que preocuparte por el calor.
Él me miró y me guiñó el ojo. Lo noté sonreír.
-Gracias, Camila.
Yo le golpeé con el puño suavemente mientras reía, y le hice reír a él también. Fue poco después cuando el coche comenzó a arrancar.
El viaje de ida fue más largo de lo que aparentaba. Era sólo una hora y diez, no obstante, se pasó bastante lento. Quizá será cosa mía, de no estar acostumbrada a los viajes largos. Durante ese tiempo, me puse música y olvidé que Néstor, Rosalía y Levi estaban ahí, aunque estuviésemos sentados juntos en los asientos de cuatro de atrás. Parecía que fuésemos a hablar entre nosotros, pero tanto ellos como yo nos pusimos los cascos. Apoyé mi cabeza en el cristal y me reproduje la playlist de hits de Camila Cabello en Spotify mientras miraba Instagram de cuando en vez. En otro instante, a eso de las cuatro menos veinte, eché una mirada de reojo a Néstor.
Se había quedado dormido, y tenía la cabeza inclinada hacia mi dirección en el asiento, con el cuello estirado. Respiraba lentamente, tenía las manos inmóviles y su música todavía seguía sonando. No podía mirar más abajo de su mascarilla, pero pude echarle un vistazo a sus inmensos ojos, cerrados. Sus pestañas eran finas y voluminosas. No se me había pasado por la cabeza fijarme en tal detalle. Es más, jamás había pensado en fijarme en las pestañas de alguien cuando lo miro. Su respiración era tan lenta y calmada, sin ápice de ronquidos, y me resultaba hasta tierna. No pude evitar estar mirando un rato para él mientras él procuraba dormir.
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Los Colores de Las Olas
Fiksi RemajaSeis personajes. Seis frustraciones. Tres historias. Camila, Rosalía, Paloma, Néstor, Bruno y Nicolás tienen vidas muy diferentes. Sufren cosas muy distintas, desde la pérdida hasta la acentuación de sus inseguridades, pasando por el maltrato en el...