33-PALOMA (VI)

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Cuánto tiempo llevaba esperando esto... Aunque ahora me hallo acongojada.

El lunes 10 de Enero había recibido una autorización especial de mi profesora Andrea para participar en una convención de arte en la cual se competiría por ver quién tiene el mejor cuadro. Es una competición que hacen todos los años en lugares de España diferentes, y en donde una serie de jueces provenientes de las Escuelas de Arte de Madrid y Barcelona, respectivamente, eligen varias pinturas, las que más les gustan. Los elegidos son expuestos en dicha escuela, y cada exposición tiene una temática diferente dependiendo de la época en la que la convención se efectúe. La exposición que se iba a desarrollar en Coruña se realizaría el 8M, el día de la mujer. Es por eso por lo cual mi profesora había tomado la decisión de invitarme. Ella siempre supo que yo era feminista, y que quería desarrollar mis conocimientos y apoyo hacia todas las mujeres gracias a la pintura. Así, uniría dos pasiones: El feminismo y el arte. Como hizo la gran Frida Kahlo, mi mayor referente.

Sí, estaba muy emocionada. Pero ahora debía trabajar con insistencia con el fin de hacer la mejor pintura... La que mejor me representase.

Era 12 de Enero. Ese día era el día en el que comenzaría a trabajar en mi obra. Pero no quería hacerlo sola. Así que quise llamar a algunos de mis amigos para que me echaran un cable.

Se me complicó todo un poco cuando pedí ayuda. Olivia estaba de exámenes y lo iba a tener muy difícil para acercarse (Derecho es una carrera muy densa; no la culpo. Si yo tuviera que estudiar todo eso me desmayaría del horror). A Laura se le había muerto el gato hace cuatro días y era imposible sacarla de casa, ya que estaba muy unida a él. Jess se iba al pueblo, que está en León. Rosalía estaba también muy liada estudiando. Néstor... Bueno, que le vaya bien en la vida, supongo.

Sólo me quedaba una opción... Nico.

Y para mi sorpresa, él sí que podía.

He de decir que me sorprendió. Él tiene exámenes, y está en la misma carrera que Olivia. Aún así, al contrario que ella, sacó un minuto breve para ayudarme, como si le importara muchísimo que ese cuadro me saliera bien. Además, que no sabía de feminismo. Lo que hizo que me gustara más que viniese. Era una demostración de que estaba haciendo el verdadero esfuerzo de cambiar... Quizá quería aprovechar para aprender. Quién sabe.

Lo esperé en la puerta de mi casa, con la brocha en la mano y de brazos cruzados. Lo vi acercarse a mí, con una gran mochila negra, demostrando que acababa de volver de la biblioteca. Era la mochila más grande que había visto, y él era tan pequeñín y estrecho que me hacía gracia verlo con ella. Por tanto, no pude evitar soltar una breve risa.

-¿Qué es tan gracioso?-Me preguntó, contrariado, cuando se hubo acercado a mí.

-Parece que llevas un elefante encima... Además, estás muy simpático

Arqueó una ceja, dudoso, mientras yo seguí riendo y le revolví el pelo. Luego, entré en mi casa haciendo posible que me siguiera.

Cuando le hice subir a la casa del árbol, se quedó alucinado al verla por dentro. Tan alucinado que acabó boquiabierto y girando los ojos hacia todos los lados, mientras analizaba la casa detalle tras detalle. Volví a reír mientras observaba su expresión de total fascinación ante el desorden que resultaba ser la cabañita.

-¡Pero si tienes todo un mundo aquí!-Exclamó.

-Sí-Le contesté, sonriente-Aquí es donde me encierro a pintar-Le seguí, mientras él seguía parándose a observar cada detalle-El padre de Isaac la construyó hace tiempo, cuando teníamos como siete años. Nos encerrábamos en este sitio para hablar de cosas nuestras o escondernos de mis padres después de hacer alguna travesura. Isaac la quería tener, porque sabía que yo tenía miedo a las alturas y quería que las perdiese.

Los Colores de Las OlasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora