56-ROSALÍA (X)

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-Gracias por acompañarme hasta comisaría, Bruno. Significa mucho para mí

Él me sonrió con esa brillante sonrisa que nunca se cansaba de tener, y me agarró de la mano.

2 de Mayo. Había decidido tener un descanso de estudiar, si es que así se le podía llamar. Pues había aprovechado esa tarde libre que tenía para dirigirme hasta la comisaría a una cita que tenía concertada desde hace tiempo. Iba a presentar las fotos que sacó Manuel aquella tarde noche de Noviembre para denunciarlo, así como fijar un juicio con todos aquellos que me acosaron al salir de surf, y llevarlos a la cárcel. Paloma también saldría ganando con ello, ya que ella tendría que juzgar a las mismas personas que yo al fin y al cabo. Al menos, a tres de ellas.

Bruno había decidido acompañarme. Puede que no tuviéramos buenos días, pero dentro de todo, era mi mejor amigo, y él lo sabía. Era consciente de lo mucho que lo necesitaba en situaciones duras, y lo agradecida que le estaría siempre por su ayuda. Y como buen amigo que fue siempre, iba a estar ahí para apoyarme y apreciarme.

Ese día habíamos quedado, además de para ir a Comisaría, para dar un breve paseo por Cabanas. Intenté convencerle de que podíamos correr por el Paseo Marítimo como era habitual. Pero ese día, a él no parecía apetecerle demasiado, y quería dar un simple paseo. Raro de él que quisiera hacer algo que no fuera deporte; pero se lo agradecí. Cada vez reducía más su horario de deporte, y eso me hacía pensar que se estaba recuperando.

O eso pensaba. Pues desde nuestro lío, seguía diferente. Como si hubiese dejado de ser el mismo. Como si, tras que acabarámos juntos, estuviese buscando la pieza de un puzzle que fue incapaz de completar.

-¿En qué estás pensando?-Le pregunté, mientras paseábamos por la acera que separaba el bosque contiguo a la playa y la inmensa carretera

Él sacudió la cabeza, algo silencioso.

-¿No te da la sensación de que nuestra vida pasa demasiado rápido? En menos de un año te percatas de que has tenido cambios en tu persona que jamás sabrías que existían. Siento que no soy el mismo que era en Agosto, por ejemplo.

-La gente aprende, y cambia-Dije, mientras mantenía las manos en mis bolsillos-Mira yo cuánto he cambiado. He pasado de ser una chica paradita, melancólica y aferrada a la persona que más quise en mi vida, a ser más segura de mí misma, a procurar lanzarme sin temer cuánto me puedan doler las cuchilladas.

-No quiero ser deshonesto contigo-Me acarició la mejilla con el dedo índice-Estoy muy orgulloso de ti y del cambio que has experimentado.

Le sonreí, e hicimos contacto visual durante un par de segundos. Deseé besarle en aquel momento. O eso pensaba. Todo era tan raro... Las mariposas que sentía en mi estómago se transformaban lentamente en insectos voladores negros que mostraban más nerviosismo y desasosiego que verdadero enamoramiento. O quizá siempre fueron así. Sentía que lo quería tener cerca, pero a la vez lejos. Quería abrazarlo, y alejarlo de mí al mismo tiempo. Lo amaba, pero no lo quería tener. Estaba siendo un limbo entre el amor y el auténtico cariño. Y no sabía cuál sería el extremo que acabaría tocando.

Bruno, siempre quise tenerte... Pero a veces siento que debería soltarte.

-Además, seguro que sacas una notaza en Selectividad-Me acarició la cabeza-Te veo muy preparada, y durante todo este año has estudiado muchísimo. No cabe duda de que lo vas a bordar.

-Tienes demasiada fe en mí-Le contesté, sonriente. Bajé la intensidad de mi sonrisa, mientras miraba a los árboles-Este año ha sido muy duro emocionalmente. Han pasado tantas cosas que no he podido centrar toda mi atención a los estudios como deseaba-Le volví a mirar-No puedo evitar sentirme triste, porque quiero con locura entrar en esa carrera.

Los Colores de Las OlasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora