La noche pasó con mucha brevedad, desde muy temprano salieron e iniciaron el recorrido en el Castillo San't Angelo, conversaban con turistas de otros países, tomaban fotos, degustaban galletas, gelatos y unos que otros folletos.
Ascendieron a un lujoso catamarán y navegaron entre las tranquilas aguas del río Tíber, visitando los cinco puentes más llamativos de Roma, el "Puente Settimia Spizzchino" en honor a la única mujer que sobrevivió en el gueto de Roma en 1943, este se conectaba a través del Puente Fabricio, también divisaron el Puente Emilio o Puente Roto, Puente Sisto y Puente San't Angelo, esos que hacen a Roma una ciudad de ensueño.
Disfrutaron tanto como pudieron, gozaron y se extraviaron entre cada paisaje admirado, ya faltaba poco para volver a Alemania, era cuestión de horas; también dependía un tanto del clima; pero en medio del frío brillaba el sol.
En sus cabezas no cabía la idea de prorrogar la reunión.
Marco ya había realizado la llamada y aceptaron mover la reunión hasta el mediodía del veinte de enero, es decir el día de mañana, pero Suzanne aún no lo sabía.Navegando en ese río tan aceitunado, rubio y tranquilo, se tomaban de las manos mientras observaban los peces, las diminutas ondas formadas por el movimiento de los botes y los reflejos del sol en el agua.
—Querida, ya hablé con el Sistema de Defensa y Protección infantil, les comuniqué que surgió un contratiempo fuera del país y llegaba a eso del mediodía —dijo él—; así que no te preocupes, todo bajo control hasta el momento, espero no haya ningún imprevisto mañana.
—¿En serio? —indagó ella volviéndose hacia él—, ¿mencionaron algo sobre mí o preguntaron algo respecto al porqué no los atendía solo yo?
—Algo así, pero dije que también era de mi interés estar allí presente, no hubo inconveniente alguno y por fortuna aceptaron sin ningún tipo de peros.
—¡Oh, gracias al cielo, querido!, muchísimas gracias.
Suzanne se abalanzó sobre Marco, llenándole el rostro de besos, ella se recostó en su pecho, mientras seguían admirando la divinidad de Roma.
Las últimas doce horas por fin transcurrieron, llegaron al aeropuerto a eso de las seis de la mañana, por si se presentaba algún imprevisto solucionarlo a tiempo, el vuelo despegaba a eso de las ocho de la mañana, así que a las siete y media abordaron el avión sin calamidad alguna. Ya estando dentro de él y en sus asientos respiraron porque todo marchaba a la perfección. Tuvieron un vuelo ameno sin problemas, una leve llovizna, la niebla disipándose y algunas turbulencias; pero pese a eso fue un buen vuelo.
Arrivaron a Frankfurt sobre las diez de la mañana, Marco le pidió el favor a un socio, amigo y compañero de toda la vida que los recogiera en el aeropuerto; este era el socio más cercano a Marco, después de Suzanne, este hombre era su mano derecha. No hubo tiempo de pasar a sus respectivos apartamentos, las valijas quedaron en el auto de Marco.
Con premura se dirigían a la oficina principal, Suzanne acomodaba la corbata de Marco y él le peinaba el cabello para que luciera impecable, elegante y pulcra. Estaban renovados, se sentían con aires nuevos, también un ciento de ganas de salir adelante y colocar todas las cartas sobre la mesa, para darle rienda suelta a cada uno de sus proyectos, sueños y promesas.
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Crónicas de un alma valiente antes de ser occisa.
Fiksi Umum¿Qué es de tu vida cuándo lo posees todo y a la vez nada? Cuando lo intangible lacera cada rincón del alma y ser. Por más que poseas, a veces no sirve de nada cuando suena el tic tac y lo más preciado de tu vida está a un paso del otro mundo. Dos...