Avivar las ansias de todo el amor enmallado y retenido, beso a beso, abrazo, cariño, placer indecoroso intenso y lascivo.
Las cenizas y brasas restantes cada vez tomaban más fuerzas, resurgían del polvo sellando cada agujero causado. Una pareja que se amaba con cada una de sus desgracias, después de eso solo importaba el amor.
Un año que se iba y otro que llegaba; pero nunca podrían cambiar las miradas embelesadas de sus almas entregadas, campo lleno de flores, heridas olvidadas en una piscina de espinas, ya nada dolía. Una relación sin igual, un matrimonio colosal, en contra de hecatombes y ruinas, pero se mantenía; no por medio de costumbres sino por el querer. Sueños de estrellas, anhelos de constelaciones, canciones sonando a lo lejos, mar abierto colmado de gaviotas, arenilla suave, vientos de marzo con ecos de febrero.
Cándida esperanza de mil novecientos ochenta y dos. En la cálida y relajante isla de Usedom en el imponente mar Báltico, Suzanne realizó un camino corto conformado de cuatro estrellas marinas hasta la carpa de reposo, antes del final había una pequeña tortuga hecha en crochet al final de ella había un cofre, Marco debía llegar hasta allá y descubrir el secreto o sorpresa. Cuando Marco se desplazó hasta allá, abrió el cofre y contenía una pequeña nota que decía lo siguiente:"En la luna viven cada una de las lágrimas derramadas, en las flores percibirás el suave y encantador aroma de la felicidad, cada estrella representa una pérdida, pero yo soy una tortuga y he llegado para derrochar felicidad".
La inteligencia de Marco se fue al suelo, creyó que adoptarían una mascota y sería una tortuga, pero con la dulzura de la miel, la simplicidad de la vida y la tenue sinfonía de un piano, Suzanne le explicó que cada estrella representaban los bebés que habían perdido y la tortuguita la vida nueva que venía en camino; esta le dio la gratificante noticia a su esposo de que estaban esperando un hijo. Marco no cabía de la dicha, lloraba y abrazaba a Suzanne, corrió hacia al mar y se zambulló, corrió nuevamente hacia a Suzanne y le besó el vientre en repetidas ocasiones.
Miedos que vencer, pasado doloroso al que enfrentar, pero con toda la bendición del cielo y el mar.
Una vida hogareña, una esperanza nueva. Ya de regreso a su casa desempolvaron la clausurada habitación y decidieron cambiar el color amarillo por el mismo de su habitación, azul celeste con destellos del mar.
A través de ecografías fueron conociendo a su bebé, seguían las dietas y todas las recomendaciones, los exámenes sanguíneos arrojaban todos los valores normales, la preclampsia no reapareció en este quinto embarazo.
La gestación fue amena, ambos se sentían con más energía que siempre. La barriga cada vez se ensanchaba más y los movimientos del feto cada vez eran más notorio, reconocía la voz de su papá que todas las noches antes de dormir le cantaba una canción de cuna. Alistaron toda la ropita, el maletero para salir de emergencias cuando llegara la hora.
Los días se disipaban fugazmente, los ocasos caían y la noche se asomaba. El viernes cinco de noviembre a las cinco de la tarde mientras los esposos cenaban, una tarde fría y con algunos chaparrones, Suzanne rompió la fuente y Marco se volvió un ocho, pero pudo recoger la pañalera y los documentos de su esposa. Muy aprisa Marco conducía y le decía a su esposa que tomara aire y botara, para hacer el control de las contracciones.—Respira, cielo —dijo él— ya casi llegamos.
—Estoy tranquila, cariño.
Efectivamente, Suzanne era la mujer más tranquila de este mundo, con contracciones y a punto de parir mantenía la serenidad. Era algo descomunal, una mujer fuera de serie. Este embarazo no dolía, pero la mente de Suzanne no la dejaba tranquila. Marco estaba más exasperado que su esposa, parecía una gallina en corral ajeno, pero con su torpeza por los nervios, ingresó a su esposa y luego él pasó a la sala de parto para acompañarla.
—Respira, amor... respira —susurró Marco.
—Eso hago, cielo —un leve quejido se escapó de la boca de Suzanne—; ya casi viene nuestro hijo.
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Crónicas de un alma valiente antes de ser occisa.
General Fiction¿Qué es de tu vida cuándo lo posees todo y a la vez nada? Cuando lo intangible lacera cada rincón del alma y ser. Por más que poseas, a veces no sirve de nada cuando suena el tic tac y lo más preciado de tu vida está a un paso del otro mundo. Dos...