Colegio de magia y Hechicería, Hogwarts 01 septiembre 1972.
El viaje en tren le había causado mareo y agradecía que durante todo el viaje la hubieran distraído con anécdotas poco creíbles sobre entrar a casas de muggles por Flú, de lo contrario iba a terminar vomitando sobre alguien.
Cuando viajaba por los botes estaba sucediendo casi lo mismo, tal vez era debido a que jamás habia subido a uno, sin embargo el mareo era menor por lo que pudo disfrutar de la vista del enorme castillo frente a ella, su padre le había hablado de las casas y los cuadros parlantes y fantasmas ¡Fantasmas de verdad! Sonrió con cierto toque de melancolía, esperaba quedar en Slytherin como su padre aunque, también le gustaría averiguar en qué casa estuvo su madre, la foto que tenia de la mujer era de su graduación y no daba ningún indicio de a que casa había pertenecido.
Después del susto que habían pasado con los fantasmas, principalmente con el varón sanguinario que solo se había quedado en una esquina sin hablar, la profesora McGonagall los llevó hasta el gran comedor donde sus nervios habían aumentado al enfrentarse a tantas personas en un solo lugar.
La profesora McGonagall estaba frente a sus alumnos, a ella le recordaba a Ingrid, la vieja de la tribu de carácter fuerte que parecía que con una sola mirada te podía matar.—Cuando sean seleccionados su casa será como su hogar, si no respetan las reglas se les restarán puntos, al mencionar su nombre, caminarán aquí, se sentarán en el taburete y se les colocará el sombrero para indicar su casa-Habló la profesora en tono calmado pero firme mientras desenrrollaba un pergamino.
Había pasado ya casi a la mayoría de los niños ¿Y sí ella no era seleccionada? Sabía que las posibilidades de obtener algo bajo el apellido Greyback eran pocas, por esa razón él hombre no la había adoptado por sangre, eso y el temor de que ella tuviera licantropía debido a su sangre contaminada, no es que fuera malo ser lobo, sino lo que conlleva el serlo.
Y eso la hizo querer golpearse la cabeza contra una pared ¡Claro que en Hogwarts no sería Darcy Greyback! Pero ¿Qué nombre sería? ¿Y sí el pergamino que tenía la subdirectora mencionaba su nombre completo?Perdida en sus pensamientos no escucho cuando la profesora McGonagall nombro a "Darcy Cassiopelia Ollivander Viet" no fue hasta escuchar los susurros de los estudiantes que entendió "Sí, ha dicho Ollivander" "¿Los Ollivander no tenían solo un hijo varón?" "Será un familiar lejano?'' Fueron algunos de los comentarios que logró identificar.
—Darcy Cassiopelia Ollivander Viet— Volvió a mencionar la profesora McGonagall por tercera vez haciendo que la niña se adelantara hasta llegar al taburete, miró a la profesora quien frunció el ceño a causa del atraso, ella también miró a la profesora sin embargo su rostro era sombrío y su mirada era bastante dura.
—No me importa lo que diga ese papel, yo no soy una Ollivander— Susurro con un tono de ira y asco que aquellos que lograron oírlo se sorprendieron al escuchar un tono tan despectivo por parte de una niña, sin más se sentó en el taburete, la mujer salió de su estupor y coloco el sombrero en la cabeza de la niña.
—Vaya... Esto será algo difícil... Tienes cualidades muy peculiares y diversas, pero ¿Donde podrías encajar?
—¿No se supone que en cualquier casa se debe encajar? No es como sí cada Ravenclaw fuera inteligente. ¿Estás seguro que no necesitas limpieza? Podría apostar mi cena con los 5 minutos en los que mire a Gilderoy Lockhart.— El sombrero soltó algo parecido a una carcajada asustado a algunos de los alumnos.
—Ciertamente, tienes inteligencia y un gran ansia de conocimiento como Ravenclaw—El sombrero cambió de tema— Lealtad, valoras la amistad y la honestidad además no le tienes miedo al trabajo duro como un Hufflepuff, pero también astucia, tu ambición a la magia y un instinto de supervivencia, sí. Slytherin podrá bastantes retos interesantes para ti, pero también veo valentía, disposición y coraje como un Gryffindor.
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Slytherin Family
ФанфикA veces solo se necesita un golpe de suerte para cambiar todo el destino, el tuyo, el mío, el nuestro. A veces las apariencias engañan y un error puede desencadenar más problemas cual efecto mariposa. -Juntos haremos que el mundo se ponga a nuestro...