Voz.

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Sala de menesteres, 12 de diciembre 1977.

Darcy había dormido como nunca antes, sentía como sí los meses de pocas horas de sueño, el estrés acumulado y el cansancio se hubieran desvanecido con solo unas horas de sueño.
A eso sumando el relajante aroma a té negro, menta y lavanda que parecía casi terapéutico, la piel de su rostro ormigueaba calidamente al contacto con una tela suave, aunque no recordaba irse a dormir.
Eso la hizo abrir los ojos con horror ¡No estaba en su habitación! Lo primero que capto su vista fue una tela negra, movió su rostro para tener una mejor vista, Severus quien la mantenía abrazada por la cintura, su rostro se calentó de vergüenza pero inmediatamente pasó a la furia, comenzó a moverse, patalear y golpear el pecho del Snape.

Severus que había estado soñando con un bosque debido al relajante aroma de frutos rojos y madera que se infiltraba a sus fosas nasales despertó sobresaltado, por un momento se puso a la defensiva cuando sintió golpes en todo su cuerpo hasta que la voz de la Viet se escucho aturdiendo sus oídos.

—¡Tú jodido bastardo! ¿Cómo te atreves a meterte en mi mente? ¡Debería patear tu culo hasta que no puedas sentirlo!— Severus jamás creyó sentirse tan aliviado de escucharla tan furiosa.

—Agh, ¡Darcy! ¡Darcy basta!— Sus brazos intentaron proteger inútilmente su cuerpo, la chica era una completa fiera y no ayudaba el hecho de que supiera defensa personal.

Ante el grito del mayor la furia de la Viet iba en aumento comenzado a golpear con los puños el pecho del Snape.

—¡¡Repugnante hijo de burro leproso!!—Los gritos de la Viet comenzaban a hacer que las ventanas vibraran, a este el punto Snape había perdido la línea de insultos, aprovechando su poca agilidad dio la vuelta quedando encima de la chica sujetando los brazos de la menor por encima de la cabeza.

—¿Qué?— El Snape a pesar del dolor luchaba por no reírse, debería ofenderse por el insulto, pero le resultaba bastante gracioso.

—¿Yo que sé? Fue el primer insulto que me vino a la mente.— Ella desvío la mirada avergonzada.

—Bien, ahora que ya estas más calmada tal vez puedas entender mis explicaciones.— Darcy quería volver a golpearlo, aún así se tenso cuando él se acercó a ella al punto de que su rostro estaba a sólo unos centímetros del suyo, podía ver perfectamente el color negro de sus ojos, miró al techo sintiendo su pecho estrujarse con fuerza, Severus había traicionado su confianza, ni siquiera sabía por qué seguía ahí sabiendo que fácilmente podía deshacerse del agarre del mayor.

—Habla—Respondió al cabo de unos segundos en silencio donde ambos mantenían una discusión interna.

—Te tenían hechizada, Derwent te tenía bajo una poción... Una de compulsión— La menor negó con vehemencia, eso era una tontería, Dilan no haría eso, ¡Era un jodido Hufflepuff! pero su mente comenzaba a aclararse, recordaba el enojo que había sentido al descubrir al Snape en su mente, sus ganas de golpearlo... La voz sarcástica del Snape diciéndole cariño y su lucha interna con su propio cuerpo y finalmente el beso. Sintió las mejillas arder con bastante intensidad.

—¿Aún... Aún sigo bajo la compulsión?— La voz de la Viet apenas y era un susurro audible.

—Lo elimine de inmediato— El Snape quien aún seguía sujetando a la menor la fue soltando poco a poco hasta levantarse de la cama— ¿Qué sucederá ahora?

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