Slytherin Family

El Lord oscuro.

Little Hangleton, Inglaterra, 18 de junio 1977

Los pensamientos de lo que le deparaba el futuro era otra cosa que mantenía los nervios de punta en la mayoría de los Slytherin, aunque eso no había evitado el festejo que se tuvo la última semana de vacaciones por los TIMO'S.

Rabastan con 9 TIMO'S tomando como clase extra cuidando de las criaturas mágicas y Runas antiguas.
Darcy por otro lado, debido a los cursos de medimagia solo había tomado 8 aún así todos tenían una "E", había abandonado Aritmancia y Adivinación y el último, estudios muggles lo había hecho sin entrar a ni una sola clase.
Regulus obtuvo 10 dos con "Supera las expectativas" y el resto en donde tenían marcada una bonita "E"
Bartemius por otro lado o era un maldito genio o había hecho un pacto con Merlín, ¡12 TIMO'S con Extraordinario!"
Y al juzgar por el nivel de magia y conocimientos que podía manejar, la respuesta a ello era la primera opción aún seguían sin entender cómo es que él no era un Ravenclaw.

Pero nada de eso importaba ese día,  justo hoy sería el día en que su vida cambiaría por completo y no solo la suya, alrededor de 15 personas cambiarían su destino, todos o la mayoría de los chicos que no querían tener la marca plasmada en su brazo estaban siendo vigilados por los miembros más "fieles" (más locos) del Lord obscuro, Patrick Prince, Walburga, Orion y Cygnus Black además de Abraxas Malfoy, dentro de una habitación obscura y pequeña con una sola ventana.

En cuanto la matriarca de la familia Black tocó su brazo con dolor supieron que ya no había escapatoria.
El sollozo de Evan Rosier fue lo único que se escucho en esa pequeña habitación, la Viet quien era la más cercana al chico tomo su mano apretandole con fuerza para darle apoyo.

—Estaremos bien, sólo debemos obedecer a lo que se nos dirá— Tenía en claro que no era el comentario más alentador para decirle a alguien, era pésima consolando a las personas, también quería llorar, gritar y hacerse pequeñita para poder salir por la ventana donde solo se veía la luz de la luna pero, no tenía el ánimo necesario como para poder levantar el de alguien más.
Entendía el dolor del chico, con la marca obscura en su brazo su sueño de ser medimago tal vez se esfumaria, nadie querría contratar a un mortífago o ser atendido por uno.

—¿Sabes Viet? De mis compañeros de habitación tu eres mi favorita, posiblemente trabajar contigo en San Mungo no sea un completo dolor de cabeza— Ella se limito a soltar una risa suave asintiendo a sus palabras.

—Es tiempo de ver al Lord.— Llamó la atención Cygnus Black, él padre de Narcissa.

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Little Hangleton, Estudio privado, 18 de junio 1977.

Voldemort cerró el último libro que estaba leyendo y lo colocó frente a su escritorio, desde hacía años que buscaba una manera de mantenerse con vida, su plan actual no estaba tomando resultados. Durante esos años había conseguido crear un par de artefactos de magia obscura que lo mantendrían con vida, pero eso ya no era suficiente. Cada día se sentía más débil, necesitaba un cuerpo nuevo o conseguir una cantidad aún mayor de magia.
Era poderoso, sí, pero no lo suficiente, en una guerra necesitaría de un poder mayor para poder eliminar a la piedra en su zapato llamada Albus Dombuldore.
Ahora tenía un plan malditamente perfecto y ese plan había sido completamente suyo.
Y tenía a las personas correctas para cumplir eso.
El plan era sencillo, para ello era necesario de Severus Snape y Darcy Viet.
Al juzgar por sus informantes sabía que Severus Snape era un mago extraordinario, capaz de enfrentetarse a distintas personas al mismo tiempo en un duelo, podía crear hechizos desde cero, un erudito en pociones y artes obscuras y ahora por la información de sus compañeros de habitación también estaba estudiando las artes de la oclumancia y legeremancia.
En cuanto a la Viet, su pequeña experiencia del año pasado además su habilidad en el pársel era información más que relevante para saber que era una bruja poderosa.
Sólo tenía que hacer que ese par se unieran en un ritual de matrimonio de tres fases sin ninguna replica, si lograba su objetivo el mundo mágico sería suyo.