Las lágrimas de emoción llenaron mis ojos al verlos a todos allí. Mi pecho se llenó de orgullo al ver las banderas celestes y blancas colmar todo el estadio, si había algo que amaba de Argentina era la hinchada que teníamos y el cómo dejábamos toda rivalidad de lado para conseguir un bien común. Y ese bien común en este momento era alentar a nuestra selección y desde acá dejar nuestro granito de arena para que sepan que siempre estaríamos con ellos.
Estoy segura de que todo el país estaría orgulloso de estos muchachos a pesar de que no ganáramos esta copa porque no se trataba solo de eso. La pasión con la que defienden la camiseta era lo que todos más admirábamos de ellos, ellos no jugaban con la cabeza, jugaban con el corazón. Habían logrado revolucionar a todo un país como Argentina con sus logros y eso valía más que cualquier copa, incluso más que la mismísima copa del mundo.
Cuando comenzó a sonar el himno todos empezamos a entonarlo con un orgullo inmenso. Todos teníamos una mano del lado del corazón, incluso el pequeño Ciro que a pesar de solo hacerlo para igualar a los mayores y dejar un buen comportamiento, cantaba el himno de su país con una gran seguridad.
[...]
─¡MUCHACHOS, AHORA NOS VOLVIMOS A ILUSIONAR! ─cantaba mientras corría de un lado a otro revoleando la bandera de boca, atrás mío corría el pequeño Ciro siguiendo los pasos de su madrina.
Anto reía con Thiago y Mateo mientras que Joaquín me grababa con su teléfono y me alentaba a seguir cantando.
La hinchada se había puesto a cantar mi canción favorita para alentar a la selección y no dudé ni siquiera un minuto en levantarme y sumarme con ellos, aunque claro no estaban con nosotros por un tema de seguridad y bla bla bla pero de igual manera los escuchaba cantar con fuerza como si estuviera allí con ellos y amaba que los nenes pudieran tener esos lindo recuerdos. Los recuerdos de la hinchada Argentina.
Miraba atenta a la cancha, dónde Messi estaba controlando a la perfección un pase que Di María le había hecho y entonces sentí mí pecho inflarse de emoción. Gol.
─¡GOL LA PUTA MADRE QUE LOS REMIL PARIÓ! ─grité tapando los oídos de Ciro.
─¡VAMOS CARAJO! ─gritó Joaquín y amagó para abrazar a Anto, pero la pasó de largo y fue a abrazar directamente a los nenes.
Ciro saltaba emocionado de un lado a otro. Su papá había metido un gol y estaba orgulloso de eso. Me causaba ternura verlo abrazando al pequeño Mateo. De repente un grito de Mateo hizo que me diera vuelta horrorizada y que Antonela lo empezara a retar a los gritos.
─¡TE RE COGE MI PAPÁ OCHOA! ─gritó de la emoción, de inmediato Antonela empezó a retarlo.
─¿Que es coge? ─me preguntó Ciro en voz baja por los gritos de su mamá.
─Eh...es cuando meten un gol ─explicó Joaquín.
─Joaco, no ─reí con fuerza─. Ahora lo va a decir cada vez que metan un gol.
─¿Joaco? ─preguntó Mateo confundido y miró al jugador─. Pensé que te llamabas El Tucu.
─Vos me podés decir Tucu si te gusta más ─dijo con ternura─. Pero me llamo Joaquín. Me dicen el Tucu porque soy tucumano.
Después de que Joaco le explicara a Ciro que no se llamaba el Tucu y morir de ternura cuando el nene no lo entendía y él con paciencia le volvía a explicar de formas diferentes, volvimos a prestarle nuestra completa atención al partido.
─Mirá lo que juega Julián Álvarez, es una máquina ese pibe ─comentó Joaquín comiéndose un pancho que ni sé de dónde saco y prefiero no saber.
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Rivales ||Enzo Fernández ✓
FanfictionTERMINADA ─Tan linda y tan bostera ─sonrió negando con la cabeza. ─Desearía poder decir lo mismo de vos, pero no sos ni lindo ni bostero ─le dije sin mirarlo. Escuché su risa y de repente sentí un fuerte agarre en mi cintura mientras que con su man...