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—¿Viste que le hicieron una entrevista al tucu? —comentó Benja y negué con la cabeza, no era raro que le hicieran entrevistas y yo no andaba tan pendiente a esas cosas-. Es sobre su relación con vos y el beso que te diste con Enzo.

Abri mis ojos impresionada, no había pensado en eso y me había olvidado totalmente de que Joaquín y yo no habíamos hecho pública nuestra separación. Contando que Enzo me besó frente a miles de personas, no creo que tengan la mejor imagen de mi.

—¿En serio?, ¿Y qué dijo? —pregunté nerviosa, estábamos casi por entrar a los vestuarios.

—Hizo público que ya estaban separados y contó que fue porque él te había engañado —se encogió de hombros y suspiré aliviada—. De igual modo, creo que estuvo bien que lo haya hecho.

Tenía razón, Joaquín tranquilamente pudo haber dicho que yo lo había engañado con Enzo y seguir como si nada sin manchar su imágen, pero había salido a aclarar todo para no manchar la mía y ese me parecía un acto demasiado tierno.

—¡Mis retoños! —gritó el Kun a penas nos vio y se acercó a nosotros tambaleando, rei y negué con la cabeza.

Sergio no tenía permitido tomar tanto alcohol como lo estaba haciendo últimamente, y con Benjamín ya lo habíamos retado en varias ocasiones pero no nos hacía caso. Él seguía y seguía. Siempre decía, "Mi corazón está feliz, y si está feliz no me va a pasar nada"

El cuti se acercó a mi para darme un abrazo y cuando vi que sus ojos estaban rojos no pude perder la oportunidad de molestarlo un rato, seria una respuesta a tantas.

—¿Estuviste llorando, maricón? —pregunté cuando me abrazó y en respuesta me tiró el pelo.

—No. Estuve transpirando por los ojos, pedazo de pelotuda —volvió a pegarme y se alejó enojado así que sonreí satisfecha.

Me acerqué a Enzo, el también tenía sus ojos rojos pero llenos de felicidad, cuando me senté al lado de él apoyé mi cabeza en su hombro y pasó su brazo por mi cintura. Acariciando con su pulgar por encima de la tela.

—Ah, juega afuera de la cancha también eh —comentó Juli riendo, parecía que había tomado ya que estaba más suelto de lo normal.

—¡Ese es el sexo Fernández loco! —gritó Emi, él y Julián habían sido los únicos en ponernos atención ya que los demás estaban todos re en una.

—¿Sexo Fernández? —pregunté confundida, no era la primera vez que escuchaba que lo llamaban así y siempre me había causado curiosidad el porqué—. ¿Por qué te dicen sexo Fernández?

Enzo se removió un poquito en su lugar y soltó una risita, alce mi vista para verlo a la cara y noté que tenía una sonrisita traviesa mientras intentaba no devolverme la mirada..

—si querés te muestro el por qué, morocha —habló cerca de mis labios en un susurro y me estremecí, bajó su mirada a mis labios y yo bajé la mía a los suyos, estaban húmedos y entre abiertos.

—Che agus, ¿Podemos hablar? —escuché la voz de Joaquín y me alejé rápidamente de Enzo, mi corazón latía con fuerza y la sangre se subió hasta mis mejillas.

—Pero cómo les vas que cortar el momento así, forro —se quejó el Dibu y ni siquiera pude alzar mi mirada, no sabía si podía sonrojarme más de lo que ya estaba.

—Es un ratito no más linda, necesito decirte algo —volvió a hablar Joaquín, ignorando a Emiliano.

—Pero cerrá el orto pedazo de culiado, no te banco más —escuché la voz de Julián y me levanté rápido para hablar con Joaquín, Enzo me agarró la mano y ni siquiera lo pude mirar.

—Apurate con lo que le tengas que decir a mi chica.

Soltó mi mano con delicadeza y salí rápido, Joaquín había tardado unos segundos más en salir y me dedicó una sonrisa algo incomoda.
Suspiré sabiendo lo que se venía y me preparé mentalmente para ello.

—Así que la chica de Enzo, eh —comentó divertido—. Me alegro por vos, Agus.

—Yo no soy la chica de nadie —me defendí cruzando los brazos—, ¿De qué querías hablar, Joaquín?

—Hice pública nuestra ruptura —soltó y asentí—. Ya sé que lo tuve que haber consultado con vos y perdón, pero ahora me tocaba a mi cuidarte. Con todo eso del beso con Enzo empezaron a decir muchas cosas de vos y no me quedo otra que decir la verdad.

—Gracias Joa, en serio —sonreí y me acerqué para darle un abrazo que sin dudar me correspondió.

—Andá adentro dale, no quiero que tu novio me vuelva a pegar —sonrió divertido y se acercó para darme un beso. Le puse el cachete y me besó muy cerca de la comisura de los labios así que me apresure para entrar rápido a los vestuarios.

Estaba segura de que me había ausentado menos de diez minutos, Enzo estaba perreando con Julián, Leandro estaba jugando de manos con Nicolás y Paulo, el Dibu se estaba tirando con el Licha adentro de un tacho de basura y el Kun estaba peleándose con Rodrigo.

¿Y Benja dónde estaba?

—Sergio —lo llamé pero no me hizo caso, así que le di un empujoncito y se dio la vuelta con una sonrisa de alegría—, ¿Benja dónde está?

—Salió con Leo hace como quince minutos —me avisó Rodrigo cuando notó que el Kun no podía ni hablar—. Lo fue a llevar con el hijo de Scaloni porque no quería quedarse acá.

—Ah bueno dale, gracias.

Me iba a ir a sentar como antes hasta que sentí unas manos en mi cintura y una respiración pesada en mi cuello, empecé a respirar con rapidez porque reconocí ese aroma tan peculiar y masculino de perfume.

—Me dejaste con las ganas de un beso, morocha —murmuró contra mi cuello y dejó un beso húmedo ahí—. Así que ahora quiero mi beso.

Con delicadeza me dio media vuelta hasta que quedamos frente a frente, la música se había cortado y solo se escuchaban los gritos del Cuti que peleaba con un desatado Julián.

Mi mirada bajó a los labios de Enzo y después la subí rápidamente a sus ojos para que no se diera cuenta, sus ojos estaban tan brillantes como siempre y tenía una sonrisita traviesa que hizo que las mariposas de mi estómago se activaran como locas.

Puse una de mis manos en su nuca y lo atraje a mi para juntar su boca con la mía. Cerré los ojos y él subió una mano hasta mi cuello mientras que la otra la dejaba en mi cintura, me empujó un poquito más hacia él y empecé a escuchar gritos y silbidos que seguramente provenían de los chicos.

—¡Arranca por la derecha y encara Otamendi! —gritó Leandro mientras todos aplaudían.

Reí en medio del beso por el comentario que había tirado el pajero de mi mejor amigo y eso hizo sonreír a Enzo, que pegó su frente con la mía y me dio un beso cortito para después estirarme la mano.

—Felicidades —le dije y me miró confundido—. Por llegar a la final, no te felicité.

—Me merezco un premio, ¿no? —sonrió coqueto y negué con la cabeza mientras dibujaba una sonrisa, no cambiaba más.

—Sos un chamuyero.

—Y no me podes negar que eso te encanta.

Sonreí.

—No, no puedo.

—––––—––––––

Btw se me olvidaba, quiero agradecerles por todo el apoyo y amor que le están dando a la historia. Ya somos 100k y no puedo estar más contenta, no pensé que iba a lograr tanto cuando publiqué el primer capítulo hace menos de un mes. Lxs amo!

Rivales ||Enzo Fernández ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora